A pesar de nuevos fármacos antidiabéticos no mejoraron ni el control de la glucemia ni las tasas de hipoglucemia grave | Por: @linternista
Según los resultados de una nueva investigación publicada el 22 de septiembre en Diabetes Care por la Dra. Kasia J. Lipska, endocrinóloga de la Universidad Yale, New Haven, Connecticut y sus colaboradores, luego de un análisis de datos de reclamaciones de 1,66 millones de pacientes con seguros privados y afiliados a Medicare Advantage, ni el control de la glucemia ni las tasas de hipoglucemia grave mejoraron entre 2006 y 2013 en adultos estadounidenses con diabetes de tipo 2, pese a un cambio espectacular al empleo de los fármacos antihiperglucémicos más nuevos durante ese periodo.
«Tenemos un gran número de medicamentos para reducir las concentraciones de glucosa en personas con diabetes de tipo 2. Nuestros hallazgos parecen indicar que los adoptamos en nuestra práctica clínica a medida que se comienzan a comercializar. Sin embargo, no hallamos mejoras a nivel de la población en el control de la glucemia o en la tasa de hipoglucemia grave. Estos resultados fueron un poco desalentadores, ya que los fármacos más nuevos tienen un costo mucho más elevado y por lo general no producen hipoglucemia» dijo la Dra. Lipska.
No obstante, dice que los resultados no debieran desalentar para prescribir los fármacos más nuevos, sobre todo dados los resultados recientes de los estudios de variables cardiovasculares EMPA-REG, LEADER y SUSTAIN-6 que señalan que el beneficio cardiovascular puede ser independiente de la reducción de la glucosa.
«Necesitamos más estudios de resultados, incluso de los fármacos más antiguos y más económicos disponibles, de manera que podamos comprender su repercusión más allá del control de la glucemia» resaltó.
Al pedirle su comentario, el Dr. Michael A. Bush, un endocrinólogo de la Universidad de California, Escuela de Medicina Geffen en Los Angeles y coautor del algoritmo de tratamiento de la diabetes de tipo 2 de la American Association of Clinical Endocrinologists, señala que el periodo estudiado refleja el tiempo en que los inhibidores de dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4) se estaban comenzando a adoptar ampliamente como alternativas a las tiazolidinedionas tras las inquietudes comunicadas sobre la toxicidad cardiovascular de las últimas, pero los datos incluyen muy poca utilización de los agonistas de receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) y ningún inhibidor del cotransportador de sodio y glucosa-2 (SGLT2), que surgieron más adelante y que ahora se utilizan cada vez más.
«Siempre es interesante ver las tendencias en la utilización de los fármacos en este país… Este estudio representa el periodo de 2006 a 2013. Un endocrinólogo vería «los nuevos medicamentos» para tratar la diabetes como agonistas de GLP-1 e inhibidores de SGLT2,» dijo el Dr. Bush.
«Me interesaría mucho ver, después que los inhibidores de SGLT2 se utilicen con más regularidad en el mundo de la diabetes ― y creo que así será ―, cómo esto influye en la utilización de los fármacos en los siguientes 10 años y qué clase de datos surgirán por lo que respecta a los resultados en la HBA1c y el riesgo de hipoglucemia», añadió.
Cambio espectacular en el uso de fármacos
Para la investigación, la Dra. Lipska y sus colaboradores llevaron a cabo un análisis retrospectivo de reclamaciones médicas y de farmacia de una extensa base de datos (OptumLabs Data Warehouse) que incluye más de 100 millones de personas afiliadas a seguros privados y a los planes de Medicare Advantage en todos los Estados Unidos. Los sujetos del estudio fueron 1.657.610 adultos con diabetes de tipo 2 reclutados en al menos 1 año durante el periodo 2006-2013.
De 2006 a 2013, hubo aumentos en la utilización de metformina (de 47,6% a 53,5%), inhibidores de DPP-4 (0,5% a 14,9%), agonistas de GLP-1 (3,3% a 5,0%) e insulina (17,1% a 23,0%). En el mismo periodo, se observaron reducciones en la utilización de sulfonilureas (38,8% a 30,8%) y tiazolidinedionas (28,5% a 5,6%). Todos los cambios fueron significativos (p < 0,001).
El incremento en la utilización de la insulina se debió principalmente a la captación de análogos de insulina, con incrementos en los análogos basales de 10,9% a 19,3% y en análogos de acción rápida de 6,7% a 11,6% (p < 0,001 para ambos).
Agravamiento del control de la glucemia sin modificación de las tasas de hipoglucemia
Se contó con las pruebas de laboratorio de HbA1c para 26% de la muestra total. De 2006 a 2013, la proporción de pacientes con concentraciones de HbA1c de 9% o más aumentó desde 9,9% hasta 12,2%, y la proporción de aquellos con concentraciones de HbA1c de 8% a 9% aumentó de 9,9% a 10,6% (p < 0,001 para la tendencia).
Al mismo tiempo, la proporción de pacientes con HbA1c de 7% a 8% no se modificó significativamente (23,8 a 23,0%; p = 0,31), en tanto que los que alcanzaron una HbA1C inferior a 7% disminuyó de 56,4% en 2006 a 54,2% en 2013 (p < 0,001).
El control deficiente de la glucemia (HbA1c ≥ 9%) fue más frecuente en los pacientes más jóvenes pero aumentó un poco en el curso del tiempo para todos los grupos de edad.
El hallazgo de un empeoramiento del control de la glucemia puede haber tenido que ver con la publicación en 2008 de los datos del estudio (ACCORD) Acción para controlar el riesgo cardiovascular en la Diabetes que aumentó las inquietudes en torno al posible riesgo de mortalidad cardiovascular adversa por el control intensivo de la glucemia, postulan la Dra. Lipska y sus colaboradores.
Mientras tanto, las tasas de hipoglucemia grave normalizadas en cuanto a edad y género sexual que precisaron una consulta intrahospitalaria (urgencia, admisión u observación) en personas que utilizaron medicamentos antidiabéticos, fueron 1,3 eventos por 100 años-persona en los dos años, 2006 y 2013 (p = 0,72 para la tendencia en el curso del tiempo).
La hipoglucemia grave fue más frecuente en los pacientes mayores y en los que tenían múltiples trastornos concomitantes en comparación con los adultos más jóvenes y más sanos.
Costo frente a beneficio
El Dr. Bush señala que además de la necesidad de datos sobre glucemia más recientes para los pacientes que utilizaron agonistas de GLP-1 e inhibidores de SGLT2, un análisis de costos frente a beneficios también debe incluir los hallazgos del estudio clínico reciente del beneficio cardiovascular con algunos de estos nuevos compuestos farmacológicos.
«Si se analiza ahora en el contexto de los nuevos datos sobre la protección cardiovascular – lo que obviamente necesita confirmarse mediante otros estudios y en otros medicamentos ― se necesita un sentido más amplio de lo que es rentable, ya que la eficacia en la diabetes significa no solo el control de la glucemia sino la prevención de complicaciones graves».
En su artículo, la Dra. Lipska y sus colaboradores lo plantearon de esta manera: «Aunque la utilización de fármacos más nuevos y más costosos puede tener otras ventajas importantes, se necesitan más estudios para definir la utilidad y la rentabilidad de las opciones de tratamiento actuales».
Fuente: espanol.medscape.com