Desarrollaron células beta productoras de INSULINA totalmente FUNCIONALES | Por: @linternista
Investigadores del Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla (EE.UU.) han dado con la clave para que las células beta creadas a partir de células madre sean (en realidad precursoras de células beta, por lo que no eran totalmente funcionales) por fin, totalmente funcionales, produzcan insulina y responden a los niveles de glucosa en la sangre.
Como explica Ronald M. Evans, director de esta investigación publicada en la revista «Cell Metabolism», «hemos identificado el ‘interruptor’ de energía que hace falta para producir células beta humanas robustas y funcionales, por lo que estas células ya son potencialmente viables para el tratamiento de la diabetes en seres humanos».
En la última década se han desarrollado numerosos estudios con el objetivo de ‘crear’ células beta de los islotes pancráticos a partir de células madre. No en vano, estas células beta son las responsables de la producción de insulina, por lo que una vez generadas en el laboratorio podrían emplearse para reemplazar a aquellas que, bien han sido destruidas por el sistema inmune –diabetes tipo 1–, bien ya no son capaces de producir la hormona –diabetes tipo 2–. Es decir, podrían curar la diabetes.
Interruptor activado
Para llevar a cabo el estudio, los autores reprogramaron células de tejidos adultos humanos –por ejemplo, de la piel– en células madre pluripotentes inducidas (iPS), tipo de células madre con capacidad de diferenciarse en cualquier célula del organismo humano –entre otras, en células beta de los islotes pancreáticos.
El problema es que, hasta ahora, las células beta obtenidas de las iPS eran solo precursoras, es decir, solo se diferenciaban hasta la fase de pre-células beta, por lo que no eran completamente funcionales. Como indica Ronald Evans, «todo el mundo se quedaba atascado en este punto. Pero para desempeñar su labor de manera efectiva, las células beta pancreáticas deben tener la capacidad para hacer dos cosas: responder a la glucosa, y producir insulina. Y hasta ahora, nadie había sido capaz de descubrir cómo producir células pancreáticas de pacientes humanos que pudieran hacer ambas cosas».
Para posibilitar el nuevo avance, los autores analizaron la biología básica de las células beta y descubrieron numerosos factores de transcripción –los consabidos ‘interruptores moleculares’–, de no estar activados, impedían que estás células pudieran ser completamente funcionales. Más concretamente, los investigadores observaron que la activación de una única proteína del núcleo celular, denominada ‘receptor gamma relacionado con estrógenos’ (ERRγ), posibilitaba que estas células beta generadas a partir de las iPS sumaran a su capacidad de producir la insulina la de responder a la glucosa.
Como destaca Eiji Yoshihara, co-autor del estudio, «si añadimos ERRγ a las precursoras de las células beta en una placa de laboratorio, entonces logramos crear con éxito células beta respondedoras a la glucosa. De hecho, cuando quitamos esta ERRγ en los modelos animales se produce una eliminación de esta respuesta a la glucosa, lo que demuestra que este factor es el ‘regulador maestro’ de la maduración de las células beta».
Curar la diabetes
Y estas células beta maduras y totalmente funcionales creadas a partir de iPS, ¿son realmente capaces de curar la diabetes? Pues sí, cuando menos en modelos animales. Y es que como muestra el estudio, el trasplante de estas células ya maduradas en modelos animales –ratones– de diabetes tipo 1 logró revertir totalmente la enfermedad de forma muy rápida.
Como concluye Ronald Evans, «confiamos en que lo observado en los modelos animales sea un reflejo lo que ocurriría en la práctica clínica y, así, toda persona que sea diagnosticada de diabetes pueda ser potencialmente tratada con esta técnica. Es realmente emocionante, pues nuestros resultados sugieren que estas células provenientes de células madre ya están listas para ser utilizadas».
Entonces, ¿cuándo podrán beneficiarse los pacientes de este avance? Pues aún habrá que esperar, dado que como concluyen los autores, «nuestra esperanza es que los ensayos clínicos con humanos se pongan en marcha en solo unos pocos años».
Fuente. abc.es