Las hormigas pudieran llegar a ser la futura fuente de antibióticos para combatir infecciones | Por: @linternista
La cifra de especies bacterianas que desarrollan resistencia a los antibióticos es cada vez mayor. Una situación, además, que parece que se agravará en un futuro próximo. Más que nada porque el número de estudios en marcha para desarrollar nuevos antibióticos es nimio. Entonces, ¿qué se puede hacer? Pues buscar aquellos antibióticos ‘naturales’ que se encuentran en la Naturaleza y que vienen siendo utilizados desde tiempo inmemorial por los seres vivos para hacer frente a las bacterias.
Según muestra un estudio dirigido por investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Raleigh (EE.UU.), muchas especies de hormigas producen antibióticos muy potentes que podrían ser utilizados para tratar las infecciones bacterianas en los humanos, muy especialmente aquellas que ya han desarrollado resistencias a los antimicrobianos actualmente disponibles.
Como explica Clint Penick, director de esta investigación publicada en la revista «Royal Society Open Science», «nuestros hallazgos sugieren que las hormigas podrían ser una fuente futura de antibióticos para ayudar a combatir las enfermedades humanas».
Hormigas antimicrobianas
Los humanos no somos, ni mucho menos, únicos organismos proclives a ser colonizados por las bacterias –ya sea para bien, como sucede con las bacterias que conforman nuestra flora intestinal, o para mal–. Y es que todos los seres vivos, en general, podemos ser víctimas del ataque de las bacterias –incluidas las propias bacterias–. Pero, dado que la fabricación de fármacos antimicrobianos es exclusiva del ser humano, ¿cómo se la han apañado el resto de organismos para sobrevivir a las infecciones bacterianas? Pues produciendo sus propios antibióticos. De manera totalmente natural. Y así lo hacen, entre otros muchos seres vivos, las hormigas.
En el estudio, los autores evaluaron las propiedades antimicrobianas asociadas con 20 especies de la familia ‘Formicidae’. O lo que es lo mismo, de hormigas. Y para ello, rociaron a los insectos con un disolvente especial para recoger todas las sustancias presentes en su superficie. Así, y una vez obtenida el líquido o ‘solución’ con todas estas sustancias, la vertieron en una placa de laboratorio con un cultivo de bacterias.
La premisa era que si el cultivo bacteriano ‘contaminado’ con la solución de las hormigas crecía menos que los cultivos en los que no se había añadido nada, era porque la solución contenía agentes activos con efecto antibiótico. ¿Y qué pasó? Pues que los resultados mostraron que 12 de las 20 especies evaluadas portaban antimicrobianos en sus exoesqueletos. Incluidas algunas especies de las que no se tenía constancia de que produjeran sus propios antibióticos. Es el caso de la hormiga ladrona (‘Solenopsis molesta’), cuyos antimicrobianos acabaron con todas las bacterias presentes en los cultivos.
Y llegados a este punto, ¿qué sucedió con las ocho especies restantes? ¿No son capaces de producir antibióticos y, por tanto, quedan expuestas a la acción de las bacterias? Pues no necesariamente. Cabe la posibilidad de que sí produzcan agentes antimicrobianos pero que no tengan una eficacia limitada, o nula, frente a las bacterias utilizadas en el estudio.
Como indica Adrian Smith, co-autor de la investigación, «el hallar especies que porten agentes antimicrobianos poderosos es una buena noticia para aquellos que buscan nuevos antibióticos que puedan ayudar a los humanos. Pero el hecho de que tantas especies, hasta un 40%, parezcan no tener una defensa química frente a las bacterias patógenas también es importante. Y es que no todas las hormigas utilicen antibióticos llama la atención sobre la importancia de refinar nuestra búsqueda de especies que realmente sean prometedoras para la investigación biomédica».
¿Antibióticos de amplio espectro?
Y estos antibióticos de las hormigas, ¿son de amplio espectro? Es decir, ¿son eficaces frente a muchos tipos de bacterias? Pues la verdad es que no se sabe. Y es que en el estudio tan solo se evaluó una única especie bacteriana. Por tanto, hacen falta más investigaciones al respecto.
Como concluye Adrian Smith, «nuestro siguiente paso será evaluar este efecto antibiótico con otras bacterias, determinar qué sustancias están produciendo este efecto y en qué condiciones se producen, y explorar qué estrategias alternativas emplean las hormigas para defenderse frente a los patógenos bacterianos».
Fuente: abc.es