Las mujeres tienen menos posibilidades que los hombres de ser reanimadas y sobrevivir a un paro cardíaco fuera del hospital | Por: @linternista
Según los resultados de un estudio de cohorte poblacional publicado el 21 de mayo de 2019 en European Heart Journal, en caso de un paro cardíaco fuera del hospital, las mujeres son resucitadas con menos frecuencia por los transeúntes que los hombres y cuando se intenta la reanimación, las mujeres tienen tasas de supervivencia más bajas en cada etapa sucesiva de la atención.
Las diferencias sexuales se reconocen cada vez más, tanto en los síntomas como en la fisiopatología subyacente de la enfermedad cardiovascular, y en la utilización y el beneficio de la atención médica. Por ejemplo, en la enfermedad de las arterias coronarias, las mujeres usan menos el sistema de salud que los hombres y se benefician menos cuando lo hacen. Sin embargo, aún no está claro el papel de las diferencias de sexo en el paro cardíaco fuera del hospital (OHCA, por sus siglas en inglés).
OHCA es una de las principales causas de muerte. En Europa, la incidencia informada de OHCA tratada ha variado entre 17 y 53 por 100.000 personas-año. Las tasas de supervivencia después de OHCA han aumentado significativamente gracias a las estrategias de tratamiento que se centran en la prestación rápida de cuidados de reanimación y desfibrilación.
Múltiples estudios han abordado las posibles diferencias sexuales en las tasas de supervivencia de la OHCA, pero no surge una imagen clara, ya que un número similar de estudios informan que no hay diferencias sexuales en la supervivencia después de la OHCA, mejor supervivencia para los hombres o mejor supervivencia para las mujeres.
Muchos estudios han ignorado las (posibles) diferencias de sexo en la incidencia de OHCA o la utilización de la reanimación por transeúntes y tratamiento por servicios médicos de emergencia (EMS) mientras interpretan los resultados, aunque dicha información puede proporcionar pistas para desarrollar intervenciones específicas para reducir la carga de OHCA.
Por ejemplo, aunque se informó que ≤37% de las víctimas de OHCA tratadas con EMS son mujeres, en la población general, las proporciones de hombres y mujeres que sufren OHCA (independientemente del tratamiento con EMS) parecen ser más comparables.
Los investigadores, dirigidos por el cardiólogo Hanno Tan, de la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos), encontraron que los hombres y las mujeres no recibieron un tratamiento igualitario cuando sufrían un paro cardíaco en la comunidad.
Y uno de los factores es el hecho de que la mayoría de las personas no supieron reconocer que las mujeres que sufrieron un colapso estaban experimentando un paro cardíaco, lo que provocó retraso en la llamada a los servicios de emergencia y, por tanto, en la admnistración del tratamiento de reanimación.
«Encontramos que el peor resultado en las mujeres se debe en gran parte al hecho de que las mujeres presentaban aproximadamente la mitad de las probabilidades de sufrir un ritmo susceptible de tratamiento en comparación con los hombres», señala Tan.
El ritmo susceptible de tratamiento es el ritmo cardíaco registrado cuando una persona con paro cardíaco está conectada a un electrocardiógrafo; es muy rápido (a menudo más de 300 latidos por minuto) y caótico. Este ritmo rápido e irregular evita que el corazón se contraiga de manera coordinada de forma que no hay una función de bombeo efectiva, y la sangre ya no puede circular por el cuerpo y hacia el corazón, lo que lleva a un paro cardíaco.
La muerte ocurre en minutos, a menos que el corazón pueda recibir una descarga eléctrica a un ritmo normal por medio de una corriente eléctrica de un desfibrilador. Si esto no sucede, entonces el ritmo susceptible de tratamiento se disuelve en una «línea plana», lo que indica la ausencia de cualquier actividad eléctrica del corazón.
En este punto, es demasiado tarde para que funcione la desfibrilación y la única opción restante es la compresión torácica para intentar restablecer la circulación lo suficiente para que el corazón recupere su actividad eléctrica y mecánica. La capacidad de reconocer y tratar un paro cardíaco en cuestión de minutos es, por lo tanto, crucial para poder tratar a los pacientes mientras todavía tienen un ritmo inicial tratable y antes de que su corazón se detenga.
Tan y su equipo analizaron los datos de todos los intentos de reanimación realizados por los servicios de emergencia entre 2006 y 2012 en los Países Bajos. Identificaron 5.717 paros cardíacos extrahospitalarios tratados durante este periodo, un 28% en mujeres.
Así vieron que las mujeres presentaban menos probabilidades que los hombres de recibir reanimación por parte de un espectador (68% frente a 73%). La supervivencia desde el momento del paro cardíaco hasta el ingreso en el hospital fue menor en las mujeres (34 frente a 37%), y las mujeres tuvieron menos probabilidades de sobrevivir desde el ingreso hasta el alta hospitalaria (37 versus 55%).
En general, las probabilidades de que las mujeres sobrevivan al alta hospitalaria son aproximadamente la mitad de las de los hombres (12,5 frente a 20%). Los investigadores creen que esto se explica en gran medida por la menor tasa de ritmo inicial en las mujeres (33 versus 52%) y encontraron varias razones que podrían explicar esta diferencia.
«Incluso, cuando ajustamos nuestros resultados para tener en cuenta las enfermedades preexistentes y los factores relacionados con la forma en que los profesionales proporcionaban la reanimación, por ejemplo, cuánto tardó la ambulancia en llegar o el tiempo de desfibrilación después de un paro cardíaco, todavía encontró que las mujeres tenían la mitad de probabilidades que los hombres de tener un ritmo reversible», apunta Tan.
Ritmo reversible
«Esto sugiere que la menor proporción de mujeres con un ritmo reversible no se explica completamente por el hecho de que las mujeres tengan más probabilidades de sufrir enfermedades preexistentes o por diferentes factores de reanimación, y otros factores, aún no descubiertos, también desempeñan un papel. Sin embargo, cuando observamos solo a las víctimas de paros cardíacos que tenían un ritmo reversible, encontramos que no había diferencias en las tasas de supervivencia general entre hombres y mujeres», subraya.
Los investigadores también hallaron diferencias en la forma en que las mujeres fueron tratadas en el hospital. Tenían menos probabilidades de ser diagnosticadas con un infarto agudo de miocardio y menos probabilidades de someterse a una angiografía coronaria o intervención coronaria percutánea.
Los expertos dicen que una posible razón por la que menos mujeres tienen un ritmo susceptible de tratamiento cuando llegan a los servicios de emergencia puede ser porque menos mujeres que hombres tienden a presentar un paro cardíaco cuando hay otras personas viéndoles: por razones demográficas, hay más mujeres ancianas que viven solas que los hombres, y debido a que los síntomas de un ataque cardíaco –una de las causas más comunes de paro cardíaco– pueden no ser reconocidos tan rápidamente en las mujeres.
«Las personas pueden ser menos conscientes de que el paro cardíaco puede ocurrir con tanta frecuencia en las mujeres como en los hombres, y las propias mujeres pueden no reconocer la urgencia de sus síntomas -señala Tan-. Las mujeres pueden padecer síntomas de un inminente ataque cardíaco que son menos fáciles de interpretar, como fatiga, desmayos, vómitos y dolor de cuello o mandíbula, mientras que los hombres son más propensos a presentar quejas típicas, como dolor en el pecho».
Los investigadores solicitan una serie de medidas para abordar el problema de las diferencias de supervivencia entre hombres y mujeres, que van desde campañas de concienciación pública sobre ataques cardíacos y paros cardíacos en mujeres hasta la reorganización de los sistemas de atención médica para brindar una reanimación más rápida a las mujeres, en particular a aquellas que viven por su cuenta, por ejemplo, mediante dispositivos portátiles que controlan el ritmo cardíaco y la circulación y que pueden enviar alertas a los sistemas de monitorización.
«Dado que los paros cardíacos ocurren con mayor frecuencia fuera del ámbito hospitalario en la población general, es probable que se gane mucho concienciando en la sociedad sobre que el paro cardíaco es tan común en mujeres como en hombres, pero puede tener diferentes síntomas.
Dada la breve ventana disponible para salvar la vida de la paciente, cada minuto en esta fase temprana cuenta; la ayuda, aunque solo sea una llamada al número de emergencias, es crucial. Por lo tanto, elevar la concienciación mediante campañas públicas podría tener un gran impacto en la supervivencia de las mujeres. El tratamiento hospitalario también parece ser diferente, es un hallazgo que se puede aplicar ahora y que puede ser más fácil de implementar», concluye.
Fuente: abc.es / European Heart Journal