Aumentar de peso en la adolescencia aumenta significativamente el riesgo de ACV en la edad adulta | Por: @linternista
Según muestra un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), las personas que aumentaron de peso por encima de la normalidad durante su adolescencia tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus, anteriormente llamado accidente cerebrovascular al alcanzar la edad adulta.
Infinidad de estudios han demostrado que contar con un peso excesivo se asocia a un gran número de enfermedades muy graves y potencialmente mortales. Y no solo la obesidad, también el sobrepeso. De hecho, se estima que el sobrepeso fue directamente responsable de 2,4 millones de decesos en todo el mundo solo en 2015. De ahí la necesidad de tomar medidas, muy especialmente practicar ejercicio y seguir una alimentación adecuada, para prevenir, en la medida de lo posible, la ganancia de peso. Y a cualquier edad, incluida la infancia y la adolescencia.
Como explica Jenny M. Kindblom, directora de esta investigación publicada en la revista «Neurology», «la incidencia de ictus ha aumentado entre los adultos jóvenes. Todo ello a pesar de que ha descendido notablemente entre la población mayor. Y si bien desconocemos las razones para este incremento, ha ocurrido al mismo tiempo que la epidemia de obesidad».
Sobrepeso adolescente
Para llevar a cabo el estudio, los autores contaron con la participación de 37.669 varones suecos cuyo índice de masa corporal (IMC) fue evaluado a las edades de 8 y 20 años. El tiempo promedio de seguimiento se estableció en 38 años –es decir, hasta que los participantes se aproximaron a su sexagésimo cumpleaños–, periodo durante el cual hasta 918 de los participantes sufrieron uno o más ictus.
Los resultados mostraron que, comparados frente a aquellos con una ganancia de peso dentro de los rangos ‘normales’, los varones que aumentaron mucho su IMC entre la infancia y la edad de 20 años tuvieron un riesgo significativamente mayor de sufrir un ictus en su etapa adulta. Concretamente, y por cada aumento de dos unidades en el IMC –esto es, por cada 2 kg/m2 adicionales en este IMC–, la probabilidad de padecer un ictus aumentó un 20%.
Asimismo, los varones con un IMC normal a la edad de 8 años pero con exceso de peso a los 20 tuvieron un riesgo hasta un 80% mayor de sufrir un ictus. Así, y de los cerca de 1.800 participantes incluidos en este grupo, 67 –o lo que es lo mismo, el 3,7%– acabaron padeciendo un accidente cerebrovascular.
Por su parte, los participantes que ‘arrastraron’ un exceso de peso a lo largo de toda su infancia y adolescencia –IMC elevado a las edades de 8 y 20 años– tuvieron una probabilidad un 70% superior de padecer un ictus. Concretamente, y de los cerca de 990 participantes que cumplieron este criterio, 36 –o lo que es lo mismo, el 3,6%– sufrieron un accidente cerebrovascular.
Entonces, la ganancia de peso asociada al mayor riesgo de ictus, ¿cuándo tiene lugar? ¿En la infancia o en la adolescencia? Pues parece que en la adolescencia. Y es que los participantes con sobrepeso a los 8 años pero con un IMC normal a la edad de 20 no vieron incrementado su riesgo de ictus. O cuando menos, fue prácticamente similar –de un 2,6%– al de aquellos que ‘disfrutaron’ de un peso adecuado a lo largo de toda su infancia y adolescencia –2,3%.
Riesgo aún mayor
Entonces, ¿puede concluirse que coger unos kilos de más en la adolescencia eleva directamente el riesgo de ictus? Pues no. Y es que dado que se trata de un estudio ‘observacional’, no pueden extraerse conclusiones del tipo ‘causa y efecto’. Pero lo que sí muestra es que el incremento en el IMC entre las edades de 8 y los 20 años también se asocia a un mayor riesgo de hipertensión arterial en la edad adulta –un aspecto a tener muy en cuenta dado que la hipertensión es uno de los principales factores de riesgo para sufrir un ictus.
Es más; es muy posible que la asociación entre la ganancia excesiva de peso en la adolescencia y los accidentes cerebrovasculares sea bastante mayor que la observada en esta investigación. Como concluye Jenny Kindblom, «nuestro trabajo fue llevado a cabo con varones nacidos entre los años 1945 y 1961, cuando las tasas de obesidad eran inferiores a las actuales. Así, y dado que el entorno de hoy en día es tan propicio para la obesidad, la relación observada entre el aumento del IMC y el riesgo de ictus puede ser incluso mayor».
Fuente: abc.es