¿El ejercicio de alta intensidad puede ser cardiotóxico? | Por: @linternista
No podemos asegurar por completo que el ejercicio ‘extremo’ no resulte contraproducente para la salud cardiovascular. Siempre la práctica del ejercicio físico es muy saludable y nos mantiene en forma previniendo o controlando enfermedades. Y sin ninguna duda cuanto mayor sea la cantidad de este ejercicio físico, mayores serán los beneficios.
Pero, en cuanto a la intensidad del ejercicio la situación no está tan clara. Porque si bien unos estudios aluden a que el ejercicio de alta intensidad es igualmente beneficioso, otros aseguran que podría resultar perjudicial.
A esta controversia se suman las nuevas evidencias realizadas por un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Barker IDI del Corazón y la Diabetes en Melbourne (Australia), publicado en la revista “Canadian Journal of Cardiology”, en las que se muestran que la práctica continuada de ejercicio de alta intensidad podría ser cardiotóxico y, por tanto, muy perjudicial para la salud general.
André La Gerche, líder de este estudio, explica que: “Una gran parte de la discusión sobre los posibles riesgos y beneficios del ejercicio de resistencia continuado ha sido ‘secuestrada’ por las declaraciones recogidas en los medios de comunicación, que se plantean como definitivas y han creado un entorno en el que cualquiera puede ser criticado por, simplemente, cuestionar los beneficios del ejercicio”.
El especialista indica que “en nuestro trabajo se analizar la ciencia que, por lo general cuestionable, incompleta y controvertida, se encuentra detrás de la preocupación creciente de que elevados niveles de ejercicio intenso podrían asociarse con algunos efectos adversos para la salud”.
El cuestionamiento entredicho
Según las últimas evidencias publicadas, el ejercicio físico de alta intensidad y practicado de forma habitual podría promover cambios estructurales permanentes en el corazón, lo que a su vez conllevaría el desarrollo de arritmias cardíacas.
Pero, estas evidencias derivan de estudios pequeños y metodológicamente cuestionables, por lo que su validez puede cuestionarse.
Toda acción tiene consecuencia.
Haciendo una analogía, los científicos señalan que “Todos los tratamientos disponibles, ya sean farmacológicos o de otra índole, tienen un efecto dosis-respuesta por el que, a dosis elevadas, se disminuyen los beneficios y se incrementan los efectos adversos”.
“Cualquier persona con una menta abierta podría considerar que este efecto también podría ser posible en el caso del ejercicio”, agrega La Gerche.
Los investigadores analizaron las evidencias publicadas en las revistas científicas con objeto de evaluar la posibilidad de que el ejercicio físico de alta intensidad pueda, en caso de ser practicado con asiduidad, provocar cambios estructurales en el corazón que conlleven a su vez la aparición de arritmias cardíacas.
¿Existe un efecto dosis-respuesta no lineal asociada al ejercicio?
- Si la mayor esperanza de vida de los atletas de élite no se explica realmente por el ejercicio, sino por sus hábitos de vida saludables (como la total ausencia del consumo de tabaco y alcohol).
- Si el ejercicio intenso aumenta el riesgo de cardiopatía isquémica.
- El ejercicio de resistencia se asocia con el desarrollo de arritmias en los atletas.
¿Por qué es necesario plantearse estas preguntas?
“Porque la mayoría de estas controversias no han sido respondidas por los grandes estudios en los que se constatan los beneficios de la actividad física, por lo general realizados sobre ‘dosis’ de ejercicio inferiores a las que comúnmente practican los deportistas de élite”, aclara el experto.
¿El ejercicio de alta intensidad es cardiotóxico?
No. La conclusión es que no hay evidencias suficientes y que es necesario realizar más estudios para descartar esta posibilidad. Solo es posible que la práctica continuada de ejercicio de alta intensidad sea perjudicial.
“Las respuestas sobre los beneficios para la salud del ejercicio ‘extremo’ son incompletas, por lo que podemos plantearnos muchas preguntas. Y es que la falta de grandes estudios prospectivos con personas que practiquen mucho ejercicio de alta intensidad constituye la mayor deficiencia actual de la investigación clínica. Necesitamos más datos para poder resolver esta controversia”, concluye La Gerche.
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Fuente: abc.es