Las células cardíacas derivadas de células madre no son eficaces para reemplazar el tejido dañado | Por: @linternista
El infarto de miocardio produce la muerte de un gran número de células del músculo cardiaco – los llamados cardiomiocitos – y si bien este tejido dañado puede ser reparado – aún de manera experimental – con la introducción directa de células miocárdicas sanas procedentes de células madre, obtenidas a partir de las células de la piel, el problema, es que no resultan eficaces a la hora de reemplazar este tejido dañado.
Y es que según muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.), estas nuevas células miocárdicas no tienen una fuerza de contracción lo suficientemente potente como para permitir un latido normal.
Como explica Kit Parker, director de esta investigación publicada en la revista «The Journal of Cell Biology», «nuestros resultados podrían explicar por qué los tratamientos basados en las células madre se han asociado con un beneficio limitado para los pacientes en los ensayos clínicos».
‘Novatas’ y ‘veteranas’
Y esta falta de beneficio, ¿cómo se explica? Pues según sugieren los autores, podría deberse a un problema de comunicación entre las ‘nuevas’ y ‘viejas’ células miocárdicas, incapaces de transmitirse entre sí las fuerzas mecánicas que se requieren para lograr un latido adecuado.
El problema es que, cuando menos a día de hoy, resulta imposible medir el intercambio de fuerzas mecánicas que se produce en el corazón de un paciente. Por ello, los investigadores han desarrollado un sistema in vitro que reproduce lo que ocurren en el corazón sometido a terapia génica. Concretamente, han creado un ‘microtejido’ –o como refieren los propios autores, un ‘músculo-en-un-chip’– en el que combinan células miocárdicas aisladas de ratones y células miocárdicas derivadas de células madre.
Acoplamiento incorrecto
El nuevo ‘microtejido’ permitió observar cómo las células miocárdicas derivadas de células madre son capaces de acoplarse y sincronizarse con las células miocárdicas ‘naturales’. Pero hay un problema: las derivadas de células madre se contraen con menos fuerza que las de origen ‘natural’. Es más, como consecuencia de este desequilibrio de fuerzas, las células no transmiten su fuerza mecánica a sus vecinas, sino que lo hacen a todo el entorno, por lo que la contracción acaba disipándose.
La eficacia de la terapia celular cardiaca depende de la integración de los cardiomiocitos existentes y de los nuevos cardiomiocitos formados a partir de las células madre. Se demostró que los cardiomiocitos débiles derivados de las células madre se acoplan con los cardiomiocitos originales más fuertes para soportar una contracción sincrónica, pero esta disposición exige estructuras de adhesión focal similares a la unión entre las células que degradan la transmisión de fuerza entre las ellas.
Por otra parte, se desarrolló un modelo computacional de la mecánica microtisular para demostrar que una reducción en la tensión isométrica es suficiente para alterar la transmisión de fuerza a través de las uniones entre las células.
Y esta situación, ¿también ocurre en los seres humanos? Pues según el mismo modelo informático diseñado por los investigadores, sí: las células miocárdicas humanas se comportan de una forma similar.
Como concluye Kit Parker, «nuestro ‘microtejido’ debería ayudar a los investigadores a desarrollar vías para mejorar el acoplamiento mecánico de las células miocárdicas derivadas de las células madre al miocardio superviviente tras un infarto».
NOTA DEL EDITOR: Se debe hacer notar que hasta el día de hoy, los procedimientos de trasplante de células madre para tratamiento de INFARTO MIOCÁRDICO están totalmente dentro del ámbito experimental: NO SE DEJE ESTAFAR.
Fuente: abc.es