La elevación crónica de la presión arterial incrementa el riesgo de disfunción ventricular | Por: @rigotordoc
Una presión sanguínea crónicamente elevada desde la edad adulta temprana hasta la mediana edad se asocia con disfunción sistólica y diastólica en un grupo de adultos sanos de mediana edad, según un nuevo análisis del estudio CARDIA (Desarrollo de riesgo arterial coronario en adultos jóvenes, por sus siglas en inglés).
La exposición a una presión arterial acumulada, puede influir negativamente en la función miocárdica, lo que predispone a los individuos a insuficiencia cardíaca más tarde en la vida. En el análisis, la exposición acumulada a la hipertensión arterial tuvo un mayor impacto en la función diastólica miocárdica contra la función sistólica, con un mayor efecto de la elevación de la presión arterial diastólica opuesto a la sistólica tanto en disfunción ventricular izquierda sistólica y diastólica, según reportaron los investigadores.
El estudio, dirigido por el Dr. Satoru Kishi (Universidad Johns Hopkins, Baltimore, MD), fue publicado el 30 de junio de 2015 en la Revista de la American College of Cardiology, y el principal objetivo del análisis fue investigar la influencia de la exposición acumulativa a la presión arterial alta desde la juventud a la edad adulta media en función del ventrículo izquierdo (VI).
El Estudio CARDIA prospectivante enroló 5.115 afroamericanos y blancos sanos en 1985 y 1986 entre 18 y 30 años de edad, fueron reclutados de cuatro ciudades de Estados Unidos entre 1985-1986 y seguidos durante 25 años. Se tomaron mediciones de la presión arterial al inicio del estudio y luego a los 2.5, 7, 10, 15, 20, y 25 años.
Se utilizó la exposición acumulada a la presión arterial (PA) registrándose la presión arterial como una variable acumulativa desde el inicio hasta el examen a los años 25 (presión arterial en mmHg multiplicada por el año en cada visita al consultorio) para representar la exposición a largo plazo a los niveles de PA. Se usó regresión lineal y regresión logística para cuantificar la asociación entre la PA medida repetirdamente a través de la edad adulta desde los 18 a 30 años de edad hasta la mediana edad (43 a 55 años).
Al examinarlos luego de 25 años de seguimiento, la función del VI fue medida por ecocardiografía bidimensional; la deformación cardiaca se evaluó en detalle por ecocardiografía de seguimiento (speckle-tracking echocardiography: una técnica de imagen ecocardiográfica que analiza el movimiento de los tejidos del corazón utilizando ondas sonoras ultrasónicas para generar patrones de interferencia y reflexiones acústicas naturales. Estas secuencias proporcionan información tanto cuantitativa como cualitativa con respecto a la deformación del tejido y el movimiento).
En el año 25 del estudio, que fue cuando los investigadores realizaron el análisis, la edad media fue de 50 años. La presión arterial sistólica aumentó gradualmente después de los 35 años de edad, mientras que la presión arterial diastólica y la presión arterial media aumentaron gradualmente desde el inicio hasta una meseta en la cuarta década.
Entre 2.479 participantes, las mediciones acumuladas de PA no estaban relacionadas con la fracción de eyección del VI; sin embargo, la alta exposición acumulativa a la presión arterial sistólica (PAS) y a la presión arterial diastólica (PAD) se asociaron con una menor velocidad de deformación longitudinal (ambos p <0,001). Para la función diastólica, las mayores exposiciones acumulativas a PAS y PAD se asociaron con una baja velocidad de deformación máxima longitudinal diastólica temprana. Por otra parte, una mayor PAD tuvo una fuerte asociación con la disfunción diastólica en comparación con la PAS.
La presión arterial acumulada no se asoció con disfunción sistólica del VI (fracción de eyección del ventrículo izquierdo <50%). Por el contrario, la presión arterial sistólica acumulada, la diastólica y la media fueron todas predictoras de disfunción diastólica, definidas como relación de E/e’ > 15, siendo la presión arterial diastólica elevada, la más fuertemente asociada con la disfunción diastólica. En un modelo de riesgo totalmente ajustado, mayores presiones arteriales sistólica y diastólica fueron predictores significativos de la disfunción sistólica o diastólica.
Como conclusión, una mayor exposición acumulada a PA durante 25 años desde la juventud hasta la mediana edad se asoció con disfunción sistólica y diastólica del VI incipiente en la mediana edad.
En referencia a las implicaciones clínicas, Kishi y colaboradores dicen que el tratamiento a largo plazo de las elevaciones de la presión arterial sistólica y diastólica reduce el riesgo de insuficiencia cardíaca. En la cohorte, muchos de los participantes no eran hipertensos entre los 18 años y 30 años, sin embargo, la exposición crónica a una mayor presión arterial, incluso dentro de lo que se consideraba el rango normal, es independientemente relacionado con disfunción del VI 25 años después.
Para los adultos jóvenes, la prevención de la disfunción del VI más adelante en la vida puede funcionar si se reducen los niveles de sodio, mantienen un peso corporal ideal, y realizan una cantidad adecuada de actividad física diaria. Para investigaciones adicionales, los ensayos clínicos de tratamiento temprano de la hipertensión deberían investigar si la función cardíaca normal puede ser mantenida disminuyendo la exposición a una presión arterial acumulada.
Referencia: Satoru Kishi A, Teixido-Tura G, Ning H, et al. Cumulative blood pressure in early adulthood and cardiac dysfunction in middle age. J Am Coll Cardiol.2015; 65:2679-2687.
.
Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier @rigotordoc
Medicina Interna
Ambulatorio Medis.
Av. José María Vargas. Centro Comercial Santa Fe.
Nivel C3. Consultorio 2.
Caracas. Venezuela.