Medicina Interna

El uso de estatinas se asoció a un incremento en el riesgo de la Enfermedad de Parkinson | Por: @linternista

Un reciente trabajo presentado en el Congreso Anual de la American Neurological Association (ANA) 2016 en el que se analizó una extensa base de datos estadounidense de reclamaciones, muestra que el uso de estatinas se asocian a un incremento en el riesgo de Enfermedad de Parkinson, lo cual es contrario a las investigaciones previas, que señalan que los fármacos tienen un efecto protector para esta enfermedad.[1]

«Identificamos a 20.000 pacientes con enfermedad de Parkinson, analizamos si el uso de estatinas se asociaba a un mayor o menor riesgo y hallamos que las personas que utilizan estatinas tienen más riesgo de la enfermedad, de manera que esto es opuesto a la hipótesis que se ha planteado», dijo la autora principal, la Dra. Xuemei Huang, PhD, vicepresidenta de investigación en el Colegio de Medicina Penn State, en Hershey, Pensilvania (EEUU).

Si bien se ha demostrado que el aumento del colesterol tiene un efecto protector sobre el riesgo de enfermedad de Parkinson, el rol de la utilización de estatina ha sido objeto de debate.

Entre los estudios que respaldan beneficios figura la investigación publicada en 2012 en Archives of Neurology que muestra una «reducción moderada de la enfermedad de Parkinson» con el empleo de estatinas. [2]

Al analizar la cuestión en un estudio previo de su grupo de investigación, la Dra. Huang y sus colaboradores descubrieron de hecho un aumento del riesgo asociado a la utilización de estatinas, y en un nuevo estudio quisieron explorar más la interrelación en una cohorte mucho más extensa.[3]

Para el nuevo estudio, presentado en el Congreso Anual 2016 de la ANA, los investigadores recurrieron a datos de la base de datos de Reclamaciones y Encuentros Comerciales de MarketScan, que incluye información sobre 30.343.035 personas de 40 a 65 años, entre el 1 de enero de 2008 y el 31 de diciembre de 2012.

De los sujetos, 21.559 se identificaron como portadores de enfermedad de Parkinson con base en los criterios de tener un diagnóstico primario o secundario, utilizar medicación anti-Parkinson o haberse sometido a procedimientos quirúrgicos de estimulación cerebral profunda.

En el análisis transversal, la utilización de fármacos hipocolesterolemiantes, fuesen estatinas o no estatinas, se asoció a un aumento significativo de la prevalencia de la enfermedad de Parkinson (odds ratio [OR]: 1,61 – 1,67; p = 0,0001) después del ajuste con respecto a edad, género y otras comorbilidades como hiperlipidemia, diabetes, hipertensión y arteriopatía coronaria.

Para un grupo neurodegenerativo comparativo, los investigadores también analizaron la relación de las estatinas con el diagnóstico de enfermedad de Alzheimer, pero sólo hallaron una relación mínima (OR: 1,01 – 1,12; p = 0,055).

Las relaciones de los medicamentos hipocolesterolemiantes con la enfermedad de Parkinson fueron más intensas en pacientes con hiperlipidemia, y no hubo diferencias significativas entre las estatinas lipofílicas o hidrofílicas, al igual que con otros hipocolesterolemiantes no estatinas, en su efecto sobre el riesgo de enfermedad de Parkinson.

«Sabemos que en general la literatura favorece la noción de que las mayores concentraciones de colesterol se asocian a desenlaces beneficiosos en la enfermedad de Parkinson, de manera que es posible que las estatinas contrarresten esa protección al tratar el colesterol elevado», explicó la Dra. Huang.

«Otra posibilidad es que las estatinas puedan bloquear no sólo la síntesis de colesterol, sino también la síntesis de coenzima Q10, que es esencial para la función celular».

Los investigadores también estratificaron a las personas de acuerdo con el tiempo en que habían estado recibiendo tratamiento utilizando un análisis de casos y controles, emparejado, diferido de 2458 pares de casos de enfermedad de Parkinson y controles.

En el análisis transversal, tanto las estatinas como los fármacos hipocolesterolemiantes no estatinas se asociaron a enfermedad de Parkinson, pero en el análisis de casos y controles diferido de la duración del tratamiento, sólo las estatinas permanecieron significativamente relacionadas con el riesgo de enfermedad de Parkinson.

El máximo riesgo se vinculó al periodo más breve después de iniciar estatinas (OR: 1,93 para menos de un año de uso; 1,83 para 1 a 2,5 años y 1,37 para 2,5 años o más; p < 0,0001 para la tendencia).

«El aumento de riesgo de la enfermedad de Parkinson es más probable cuando se utilizan inicialmente las estatinas de manera que pensamos que podría ser que las estatinas «pusieran de manifiesto» la enfermedad de Parkinson», dijo la Dra. Huang. «Es decir, las personas pueden ya estar evolucionando a la enfermedad de Parkinson y utilizar las estatinas para controlar el colesterol alto favorece la manifestación de los síntomas clínicos de la enfermedad de Parkinson».

«Con base en estos datos, creemos que se debe tener cautela antes de plantear que las estatinas ofrecen un efecto protector en la enfermedad de Parkinson», añadió el Dr. Huang. «Los datos todavía no están claros».

Un metanálisis publicado antes este año en Pharmacoepidemiology and Drug Safety parece indicar que un motivo de las incongruencias en la evidencia del rol de las estatinas es que muchos estudios no hacen el ajuste con respecto a las concentraciones de colesterol. [4]

En este informe, los estudios que no hicieron el ajuste demostraron un efecto protector de las estatinas (riesgo relativo: 0,75), pero los que hicieron el ajuste para el colesterol o la hiperlipidemia no demostraron ningún efecto protector. Los que hicieron el ajuste para la hiperlipidemia tuvieron un riesgo relativo de 0,91, y para el colesterol, el riesgo relativo fue 1,04.

«El efecto protector evidente de las estatinas sobre el riesgo de enfermedad de Parkinson es atribuible, al menos en parte, a la confusión por la indicación para la estatina», dijeron los autores.

Además, un metanálisis diferente, publicado en Journal of Neurology en 2013 indicó que hay un sesgo de publicación importante en la literatura reciente hacia la notificación de efectos protectores de las estatinas en la enfermedad de Parkinson. [5]

«El estudio actual es uno de los pocos estudios que notifican los efectos negativos potenciales de las estatinas en la enfermedad de Parkinson», señaló la Dra. Huang.

Referencias

  1. Congreso Anual de la American Neurological Association (ANA) 2016. Resumen S137. Presentado el 16 de octubre de 2016.
  2. Gao X, Simon KC, Schwarzschild MA, Ascherio A. Prospective Study of Statin Use and Risk of Parkinson Disease. Arch Neurol.2012;69(3):380-384. doi:10.1001/archneurol.2011.1060 Artículo
  3. Huang X, Alonso A, Guo X, Umback DM, y cols. Statins, plasma cholesterol, and risk of Parkinson’s disease: A prospective study. Mov Disord. 2015 Apr;30(4):552-9. doi: 10.1002/mds.26152. Resumen
  4. Bykov K, Yoshida K, Weisskopf MG, Gagne JJ. Confounding of the association between statins and Parkinson disease: systematic review and meta-analysis. Pharmacoepidemiol Drug Saf. 2016 Aug 16. doi: 10.1002/pds.4079. Resumen
  5. undela K, Gudala K, Malla S, Mansal D. Statin use and risk of Parkinson’s disease: a meta-analysis of observational studies. J Neurol. 2013 Jan;260(1):158-65. doi: 10.1007/s00415-012-6606-3. Resumen

Fuente: espanol.medscape.com

Comité editorial medicinapreventiva.info

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