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¿Por qué algunos pacientes desarrollan insuficiencia cardiaca después de un infarto? | Por: @linternista

Altededor de un cuarto de los pacientes que sufren un infarto de miocardio terminan desarrollando insuficiencia cardiaca, esto es, la enfermedad en la que el corazón se encuentra debilitado y no late con suficiente fuerza como para satisfacer las necesidades metabólicas del organismo. Una consecuencia del infarto que puede resultar tan letal e incapacitante como el propio ataque el corazón.

De hecho, los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC) estiman que la mitad de los cerca de 5,7 millones de estadounidenses con insuficiencia cardiaca fallecerán a lo largo de los próximos cinco años a consecuencia de la enfermedad. De ahí la importancia de saber cómo el infarto acaba dando lugar a la insuficiencia cardiaca, lo que abriría la puerta al diseño de terapias para prevenir su aparición. Y ahora, investigadores de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia (EE.UU.) parecen haber hallado, por fin, la conexión entre el episodio y el desarrollo de la patología.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Journal of Clinical Investigation», describe la actividad inmune que tiene lugar en el corazón para corregir los daños causado por un infarto, así como que la ausencia de dos proteínas en el epicardio da lugar a una respuesta inmunológica desproporcionada que provoca que el corazón acabe lleno de cicatrices –un proceso denominado ‘fibrosis’– que merman su capacidad de bombeo de sangre. O dicho de otra manera, que provoca la aparición de la insuficiencia cardiaca.

Como explica Rajan Jain, co-autor de la investigación, «nuestros hallazgos destacan la importancia de la interacción del corazón con el sistema inmune en la respuesta post-infarto. Así, nuestro trabajo sugiere la posibilidad de desarrollar terapias dirigidas a la modulación de ciertas respuestas del sistema inmune como parte del tratamiento de los pacientes que han sufrido un ataque al corazón».

Respuesta descontrolada

El epicardio es la membrana externa que rodea el corazón y que, entre otras funciones y como ya mostrara un estudio publicado previamente por los mismos autores, desencadena ya en las primeras etapas de la vida una cascada de señales –conocida como ‘vía de señalización Hippo’– fundamental para un correcto desarrollo del corazón. De hecho, distintos estudios han mostrado que las proteínas de señalización YAP y TAZ incluidas en la vía Hippo promueven la regeneración del músculo cardiaco en crías de ratón a las que se les ha provocado un infarto. Pero, dado que la capacidad de regeneración se pierde con el paso de los años, ¿qué sucede en los adultos que padecen un infarto?

Para responder a esta pregunta, los autores utilizaron ratones adultos a los que manipularon genéticamente para ‘silenciar’ la expresión de las proteínas YAP y TAZ en las células del epicardio y, acto seguido, les provocaron un infarto. Los resultados mostraron que los animales ‘control’ –es decir, con sus genes intactos– tuvieron una fibrosis mínima en el corazón, prácticamente limitada al área de la arteria coronaria. En consecuencia, la arteria se vio parcialmente obstruida, lo que provocó un descenso en el suministro de oxígeno al corazón. Sin embargo, las consecuencias del infarto fueron mucho más graves en los ratones sin proteínas YAP y TAZ. Y es que en este caso, la inflamación y la fibrosis no estuvo restringida a un área delimitada, sino que se extendió por todo el músculo cardiaco.

Como indica Rajan Jain, «los corazones de estos animales se encontraban básicamente encerrados en células fibróticas. Y lo que vimos es que esta respuesta fibrótica extrema se acompañó, tal y como sucede en los humanos que padecen una insuficiencia cardiaca, de un gran descenso de la función coronaria, así como de una rápida pérdida de peso y de una tasa de mortalidad significativamente superior».

Y esto, ¿por qué ocurre? Pues porque la vía de señalización Hippo desencadena un incremento de la producción de una proteína que, denominada ‘interferón gamma’, atrae a los linfocitos T reguladores, responsables de atenuar la respuesta del sistema inmune y, por tanto, de reducir la inflamación tras un infarto. Sin embargo, esto no sucede así en ausencia de las proteínas YAP y TAZ, por lo que no hay linfocitos T reguladores que controlen la actividad del sistema inmune y tanto la inflamación como la fibrosis se desmadran.

Encontrar el equilibrio

En definitiva, la insuficiencia cardiaca tras un ataque al corazón es consecuencia de una respuesta desmesurada del sistema inmune ante la falta de control por las células del epicardio. Tal es así que, como sugieren los autores, la clave puede estar en modular esta respuesta inmune post-infarto.

Como refiere Jonathan A. Epstein, director de la investigación, «esperamos poder aprovechar el sistema inmune, tal y como están haciendo otros investigadores en la lucha contra el cáncer, para mejorar el equilibrio entre la formación de cicatrices y la regeneración tras un infarto. Cuanto más investigamos, más descubrimos sobre cómo el sistema inmune es responsable de regular cómo nos curamos tras una lesión en todos los sentidos».

Así, una posibilidad sería promover la sobreexpresión de las proteínas YAP y TAZ, lo que los autores ya están barajando para sus próximos experimentos.

Como concluye Rajan Jain, «nuestra esperanza es que unos mayores niveles de estas proteínas conllevarán a una cura libre de cicatrices en el corazón tras un infarto».

Fuente: abc.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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