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Desenmarañando los misterios del mal dormir | Por: @linternista

Una encuesta revela que 7 de cada 10 españoles tienen problemas para dormir, principalmente causados por la llegada del calor y los cambios de hábitos de sueño. Pero muchos podríamos hacer una analogía de esta situación e identificarnos con ella.

Esta encuesta realizada el pasado mes de julio, por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO), de España, revelaba estos resultados y solo esperan  que terminadas las vacaciones escolares vuelve a recomponer  las piezas de este rompecabeza.

«Cada persona es un mundo»

Seguramente que más de una mañana, quizás dos, o de tres, se han levantado con la incertidumbre de no saber por qué hay noches en las que uno aparentemente duerme bien y amanece muy cansado. Hay otras personas, a las que solo le bastan pocas horas de reposo para estar más fresco que una lechuga. Una sinrazón que pone en entredicho aquello tan repetido de que vale más… ¿cantidad o calidad?

Diego García-Borreguero Díaz-Varela, experto neurólogo y psiquiatra especializado en la patología del Sueño en el Instituto de Investigaciones del Sueño, desvela que ambos factores son importantes, pero aclara que «cuando hablamos de cantidad nos referimos al número necesario de horas que cada uno necesita de modo particular y en el que va a haber importantes diferencias individuales, en las que va a influir la edad o el momento del ciclo vital, circunstancias personales, etc».

Una disminución de la cantidad de horas de sueño siempre se manifiesta de manera continuada, de forma que las repercusiones sobre la salud van apareciendo de manera gradual.

«A las pocas semanas se producen alteraciones hormonales, cardiovasculares, del metabolismo de la glucosa y neurológicas. Además, algunos estudios han mostrado también un acortamiento de la esperanza de vida, al incrementarse el riesgo cardiovascular», señala el experto.

Por otro parte, Díaz-Varela coloca el foco de la calidad en el mantenimiento de una adecuada arquitectura del sueño. «Este factor puede determinarse a través de revisiones periódicas. Con frecuencia, causas médicas (respiratorias, neurológicas, medicamentos, etc) pueden manifestarse a través de una pérdida de la calidad del sueño. La persona afectada se levanta por la mañana con la sensación de haber dormido mal, de sentirse cansada», explica.

En el trascurso de la noche un individuo pasa por diferentes fases o componen del llamado ciclo de sueño, que se repiten periódicamente.

Fases del sueño

Fase 1 De vigilia. Se pasa a una etapa de transición hacia el sueño, donde nuestro cuerpo se va relajando y adormeciendo, cada vez con mayor intensidad, hasta que se va profundizando en el sueño.

Fase 2  De sueño profundización del sueño

«En estos dos periodos de sueño más superficial seguimos percibiendo estímulos del entorno, por lo que aunque dormidos, aún tenemos la sensación de estar en duermevela», señala.

«Muchas personas con tensión o alteraciones del sueño como la apnea o el Síndrome de Piernas Inquietas no pueden profundizar más allá y pasan buena parte de la noche en este estado, de modo que cualquier cambio en la estimulación ambiental, ruido o movimiento puede hacerles despertar», aclara.

Si el proceso no sufre ninguna alteración, a continuación se entra en una

Fase 3  Que es la de sueño de ondas lentas, más profunda, en la que el cuerpo va perdiendo el tono muscular y la mente desconecta del exterior, de modo que se empieza a no percibir el entorno que nos rodea y es esta fase de sueño la que nos hace sentir que realmente descansamos.

El doctor señala que la práctica regular de ejercicio físico parece favorecer este tipo de sueño profundo y reparador.

Fase 4 o Sueño REM Posteriormente aparece una fase de sueño muy diferente, que se caracteriza por: paralización del tono muscular por completo, pero la actividad cerebral es más parecida a la de vigilia, y es el momento en que tienen lugar los sueños.

«Esta fase se caracteriza entre otras cosas porque se producen movimientos oculares rápidos, que dan nombre a esta fase de sueño como sueño REM o MOR (Movimientos Oculares Rápidos).

Parece que es en esta fase donde se reprocesa, organiza, borra y almacena la información, vivencias y aprendizajes recibidos por el día, así que el estudio y trabajo o actividad mental favorecería esta fase de sueño, según explica Díaz-Varela.

El experto alude al hecho de que las fases anteriormente mencionadas se repitan, hacen ciclos durante la noche, es decir, «durante este período se producen cuatro o cinco ciclos de sueño, aumentando a lo largo de la noche el porcentaje de fase REM, tras episodios breves de alertamientos o microalertamientos implicados en estos cambios de fase. Estos despertares, son absolutamente normales, previsibles e incluso importantes desde el punto de vista evolutivo, ya que nos permiten tomar contacto brevemente con el entorno para ver que todo está bien y seguir durmiendo».

Todo esto puede alterarse y estar cuestionado por la relación entre un mal descanso y que alguien se despierte varias veces por la noche. Pero una escena habitual al despertar es tener en la punta de la lengua el sueño de la noche anterior pero no recordarlo. Algo totalmente habitual incluso si con frecuencia surgen los manidos despertares breves.

«No obstante, para algunas personas, estos alertamientos normales se prolongan produciendo largos despertares, o se producen muchos más despertares porque su sueño es más superficial por ansiedad, otras alteraciones de sueño o consumo de algunos medicamentos o drogas. Este último caso se manifiesta por el día con la sensación de ausencia de descanso, dolores musculares, de cabeza, etc. Y por tanto es cuando tenemos que acudir a un especialista», recalca Díaz-Varela.

Por lo tanto, la frontera que marca la aparición de un trastorno viene determinada por varios factores:

  • La frecuencia o cantidad de despertares
  • La duración más prolongada de los despertares
  • La dificultad para volver a conciliar el sueño
  • La sensación de descanso
  • El posible malestar que pueda surgir a lo largo del día siguiente.

Recordar los sueños puede ser sinónimos de problemas.

Es frecuente que las personas que tienen más ansiedad y depresión duerman en un mayor estado de tensión y alerta, que facilita más alertamientos o microdespertares y despertares. «Si estos, se producen en la fase REM, recordarán momentáneamente el sueño y si se despiertan varias veces en esta fase a lo largo de la noche, tendrán la sensación de estar soñando toda la noche y se levantarán especialmente cansados.

«Es en este último caso, rememorar excesivamente los sueños puede estar relacionado con un peor descanso, más superficial y por tanto sea un motivo más que suficiente para acudir a un especialista», concluye Díaz-Varela.

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Fuente: ABC.

Daniel Hernández

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

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