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El cacao se comporta como un potente escudo para el corazón y para el sistema inmunitario | Por: @linternista

Casi como si fuera un alimento prohibido para muchos, el chocolate está considerado como un capricho sólo válido para ocasiones especiales, aunque se trata de un gran error, pues cada vez son más los estudios científicos que lo eliminan de la lista de productos vetados y lo incluyen en el «top ten» de los superalimentos, es decir pasó de pecaminoso a superalimento. Así es el giro de 180 grados que ha dado el cacao.

Así se puso de relieve durante el décimo Congreso Internacional de Inmunonutrición celebrado en Madrid y avalado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC. En él, Francisco José Pérez-Cano, miembro del Departamento de Bioquímica y Fisiología de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, expuso las últimas novedades sobre la capacidad de los flavonoides del cacao para actuar como moduladores de la microbiota y del sistema inmunitario. «Se sabe que las bacterias que viven en nuestro intestino, conocida como microbiota intestinal, participan en muchos procesos saludables para el organismo que las alberga, y también que ciertos componentes de la dieta pueden modificar la composición y actividad de ésta. Entre esos componentes se hallan los del cacao», asegura Pérez-Cano, quien matiza que «la importancia de nuestros últimos estudios radica en que el cacao no sólo actúa sobre las bacterias, sino que también lo hace sobre la manera en la que el individuo interactúa con ellas y, por tanto, en la comunicación bacterias-ser humano. Concretamente, el cacao es capaz de modificar ciertos receptores que se encuentran tanto en nuestra barrera intestinal como en nuestro sistema inmunitario y así controlar una activación anómala de nuestra respuesta defensiva, que pueda acabar comportando la aparición de réplicas inflamatorias».

De esta manera, los flavonoides más complejos del cacao avanzan por el tracto gastrointestinal hasta llegar al intestino grueso, concretamente hasta el colon. «Es ahí donde estos compuestos interactúan con la microbiota intestinal e incluso con las células del intestino y del sistema inmunitario allí presente», explica Pérez-Cano, quien tampoco pasa por alto otros compuestos del cacao que resultan muy beneficiosos para la salud, «como la fibra, ya que es capaz de actuar de forma prebiótica, es decir, de promover el crecimiento de bacterias saludables del intestino, como las bifidobacterias. Este hecho puede ser muy positivo para la salud intestinal».

A esto se suma un reciente estudio realizado por la Universidad de Wageningen (Países Bajos), publicado en el último número de la revista de la Sociedad Americana de Nutrición, que ha demostrado que el consumo regular de epicatequina, un flavonol muy abundante en el cacao, podría reducir en casi un 40% el riesgo de mortalidad por enfermedades coronarias. En concreto, los investigadores analizaron la relación entre la ingesta de epicatequina a lo largo de 15 años y la mortalidad a 25 años por enfermedad cardiovascular.

De esta manera, la principal conclusión de los autores es que el consumo de epicatequina es inversamente proporcional a la mortalidad por enfermedad cardiovascular y coronaria en edad avanzada. «La epicatequina, además de ser antioxidante, presenta acciones beneficiosas sobre procesos inflamatorios, cardiovasculares, diabetes, etc., y representa el 35% de los flavonoides del cacao. De hecho, su presencia puede oscilar entre unos 40 mg/g de cacao hasta contenidos inferiores a 2 mg/g de cacao después de ciertos tipos de procesados», detalla Pérez-Cano, quien recuerda que «este compuesto también se halla en otros alimentos como la manzana, los arándanos, las moras, el té o el vino, aunque en concentraciones inferiores a las del cacao».

Todo ello no hace más que confirmar las bondades de los polifenoles del cacao natural, cuyo efecto resulta muy positivo en la función cognitiva y cardiovascular durante el envejecimiento de las células. «El cacao se considera un superalimento por los enormes beneficios que tiene sobre la salud. Existen numerosos estudios que indican que el consumo regular de cacao llega a reducir en hasta un 50% la mortalidad por cualquier causa y en especial la mortalidad cardiovascular. Estos efectos se atribuyen, principalmente, a su elevado contenido en polifenoles y en especial de flavonoles (de 10 a 15 mg por gramo)»

«Se sabe que el consumo regular de estos compuestos protege frente a los procesos inflamatorios, que son la base de muchas enfermedades como las cardiovasculares, el cáncer e incluso el deterioro cognitivo», afirma Ramón Estruch, presidente del Comité Científico del Observatorio del Cacao, quien añade que «otro compuesto importante es la teobromina, que es una xantina similar a la cafeína del café, que también ha demostrado efectos beneficiosos sobre el sistema circulatorio al aumentar las cifras de HDL, es decir, del colesterol protector».

Con cautela

Sin embargo, hay que ser precavidos. «Está demostrado que el cacao es muy rico en flavonoides con una alta capacidad antioxidante, ya que favorecen la producción y la síntesis de un vasodilatador muy potente que es el óxido nítrico, capaz de mejorar la elasticidad de las arterias. Esto es lo que podría explicar que el cacao logre reducir la tensión arterial y, por tanto, que mejore las cifras de mortalidad por enfermedad cardiovascular. Pero es necesario ser cautos y contextualizar las cifras, ya que no se puede afirmar que tan sólo el cacao sea capaz de reducir la mortalidad por enfermedad coronaria en un 40%», asegura Carlos Macaya, presidente de la Fundación Española del Corazón y jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Por eso, aunque las evidencias son constantes, los expertos sí están de acuerdo en afirmar que es necesario realizar más estudios científicos. «Ahora hay una explicación contrastada sobre los mecanismos que convierten al cacao en beneficioso para la salud, pero falta evidencia científica en humanos», recuerda Macaya. En este sentido, el CSIC, en colaboración con investigadores del Hospital 12 de Octubre de Madrid, ya se han puesto manos a la obra y acaban de iniciar un trabajo con más de un centenar de personas adultas que tiene como objetivo estudiar la actividad de los polifenoles del cacao natural en polvo y los frutos rojos sobre la función cardiovascular y la función cognitiva asociada al envejecimiento.

Cuanto más puro, mejor

Pero lo cierto es que no cualquier cacao vale. Tal y como recuerda Macaya, «el beneficio está en el chocolate negro, de hecho, cuanto más puro sea, mejor. Y nunca el blanco, pues este último no cuenta con ninguna sustancia positiva». En esta línea se posiciona Estruch, quien asegura que «las bondades del cacao están presentes tanto en polvo como en forma de tableta de chocolate, pero lo más importante es valorar su pureza. Se aconseja consumir productos derivados del cacao con una concentración superior al 70%. Pero también deben tenerse en cuenta los aditivos que puedan llevar los productos derivados del cacao, ya que muchas veces se añaden azúcares refinados o grasas que reducen el gusto amargo que tienen estos productos. Por lo tanto, desde el punto de vista de la salud, cuantos menos aditivos de este tipo halla, mejor».

En este sentido, los expertos coinciden en que «para poder conseguir los beneficios que se le atribuyen al chocolate, la ración recomendada rondaría los 15-20 gramos de chocolate negro, lo que puede equivaler a una o dos onzas al día», aconseja Idoia Ibero-Baraibar, investigadora del Centro de Investigación en Nutrición de la Universidad de Navarra, quien confirma que «el chocolate, bien consumido, no engorda», pues en su tesis doctoral mostró que la ingesta de un extracto de cacao incluido dentro de una dieta para la pérdida de peso mejoró el estado oxidativo de las personas con sobrepeso.

La clave está, como pasa con otros tantos alimentos, «en comerlo con moderación y junto a una dieta equilibrada, porque es evidente que, aunque no hay que abusar de él, tampoco hay razones para desterrarlo de nuestro menú», concluye Macaya.

Fuente: larazon.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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