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La exposición al ruido del tráfico de la carretera y las aeronaves incrementa el riesgo de cardiopatía | Por: @linternista

Un análisis actualizado publicado el 5 febrero de 2018 por el Dr. Thomas Münzel, de la Johannes Gutenberg University, en Maguncia, Alemania, y sus colaboradores, en la versión electrónica de Journal of the American College of Cardiology demuestra que la exposición al ruido ambiental emitido por el tráfico de la carretera y las aeronaves puede incrementar el riesgo de cardiopatía y aborda los posibles mecanismos fisiopatológicos subyacentes.

Se ha demostrado en muchos estudios que el ruido del tráfico aumenta el riesgo de cardiopatía, pero los mecanismos precisos que dan como resultado la cardiopatía provocada por el ruido no son claros.

Se ha encontrado que el ruido está asociado con el estrés, la alteración del sueño y el deterioro del rendimiento cognitivo. Además, los estudios epidemiológicos han encontrado que el ruido ambiental se asocia con una mayor incidencia de hipertensión arterial, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca e ictus (anteriormente llamado accidente cerebrovascular). Los estudios observacionales y traslacionales indican que, especialmente el ruido nocturno, aumenta los niveles de hormonas del estrés y el estrés oxidativo vascular, lo que puede conducir a la disfunción endotelial y la hipertensión arterial.

Nuevos estudios experimentales encontraron que el ruido de las aeronaves está asociado con el daño vascular inducido por el estrés oxidativo, mediado por la activación de la NADPH oxidasa, el desacoplamiento de la sintasa de óxido nítrico endotelial y la infiltración vascular con células inflamatorias. El análisis de transcriptoma de tejidos aórticos de animales expuestos al ruido de los aviones reveló cambios en la expresión de genes responsables de la regulación de la función vascular, remodelación vascular y muerte celular. Esta revisión se centró en los mecanismos y la epidemiología de las enfermedades cardiovasculares inducidas por el ruido y proporciona una nueva visión de los mecanismos que subyacen al daño vascular inducido por el ruido.

Central Illustration:
Proposed Pathophysiological Mechanisms of Noise-Induced Cardiometabolic Disease

El ruido causa molestias y respuestas de estrés caracterizadas por la activación del eje hipotalámico-pituitario-adrenal, la inflamación, la trombosis y la expresión génica alterada. Ang II = angiotensin II; AT1 = angiotensin receptor type 1; ATM = ataxia telangiectasia mutated; eNOS = endothelial nitric oxide synthase; Fas = cell death signaling molecule (CD95); FOXO = Forkhead box O; HPA = hypothalamic-pituitary-adrenal; iNOS = inducible nitric oxide synthase; NADPH = nicotinamide adenine dinucleotide phosphate; Nox = NADPH oxidase; NO = nitric oxide; O2 = oxygen; TGF = transforming growth factor.

Con base en la evidencia de su análisis,  los autores del estudio afirman que está resultando claro que el ruido del transporte se relaciona con el estrés oxidativo, la disfunción vascular, el desequilibrio autonómico y las anomalías metabólicas, lo que potencialmente contribuye al desarrollo de factores de riesgo cardiovasculares, tales como hipertensión arterial y diabetes, así como a la progresión de la aterosclerosis y una mayor susceptibilidad a las complicaciones cardiovasculares.

«Nuestro análisis incluye nuevos estudios sobre epidemiología, ruido y enfermedad cardiovascular, y se enfoca en nuevos estudios translacionales que tratan de explicar por qué el ruido está ocasionando daño vascular», dijo el Dr. Münzel.

Figure 2: Adverse Cardiovascular Effects of Aircraft Noise Exposure in Mice

«Creo que ya no hay dudas de que la exposición crónica al ruido, en particular al ruido nocturno, puede ocasionar enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, accidente cerebrovascular e hipertensión arterial».

Figure 3: Environmental Sources of Noise and Respective Sound Pressure Levels

«Nuevos estudios, en concreto, están demostrando que la exposición al ruido emitido por aeronaves incluso durante una noche puede causar disfunción vascular (endotelial) en individuos sanos», dijo Münzel. Asimismo, se ha demostrado que el ruido nocturno disminuye la calidad del sueño y aumenta los niveles de las hormonas del estrés.

«En pacientes con enfermedad coronaria establecida, los efectos adversos del ruido nocturno sobre la función vascular fueron, como era de esperar, aun más intensos».

Además, los autores dicen que un análisis del transcriptoma de tejidos aórticos de animales expuestos al ruido de aeronaves reveló cambios en la expresión de genes que intervienen en la regulación de la función vascular, la remodelación vascular y la muerte celular.

Los autores también analizaron algunas de las estrategias de atenuación utilizadas en todo el mundo. Llegaron a la conclusión de que las estrategias como el control y la regulación del tráfico y el desarrollo de neumáticos que emitan poco ruido pueden reducirlo, y que los toques de queda para el tráfico aéreo ayudan a disminuir el ruido peligroso, pero se necesitan otras estrategias.

Los autores también señalan que aun quedan por abordar muchas interrogantes, como la magnitud y la trayectoria temporal de la respuesta a la exposición concomitante al ruido y la contaminación del aire; los efectos sinérgicos de ambas exposiciones sobre medidas indirectas, como la presión arterial y el riesgo metabólico; la duración del efecto y el curso temporal de la reversión; el efecto de la exposición al ruido de fondo de bajo grado sobre los efectos de la exposición a la contaminación del aire y viceversa; el impacto del ruido sobre el ritmo circadiano, y los efectos sobre el estilo de vida (dieta, estrés y ejercicio).

A medida que una mayor parte de la población global se expone a los efectos perjudiciales del ruido de transportación, nuevos desarrollos y legislaciones para reducirlo son importantes como medidas de salud pública, dijo el Dr. Münzel.

El investigador espera que los políticos establezcan leyes para proteger a las personas de los factores ambientales estresantes y «tomen en cuenta en particular los nuevos hallazgos sobre la contaminación por el ruido y la enfermedad cardiovascular, y reconozcan al ruido como un factor de riesgo cardiovascular», dijo.

Por lo que respecta al ruido de aeronaves y aeropuertos, «es importante promulgar nuevas leyes y establecer nuevos límites de ruido más bajos que protejan a las personas que viven cerca de aeropuertos», añadió el Dr. Münzel.

«Mi deseo es que el ruido se acepte ahora como un factor de riesgo cardiovascular del mismo modo que el tabaquismo, la diabetes y el colesterol elevado, y que esto se señale también (por ejemplo) en las guías para prevención.

Un factor de riesgo emergente

«Hemos aprendido en las últimas décadas que los efectos del ruido sobre la salud van más allá de la sordera», dijo Rick Neitzel, Ph. D., de la University of Michigan, en Ann Arbor, Estados Unidos, en una entrevista. «Sin embargo, nuestro conocimiento en relación con estos otros efectos no es tan considerable. Este artículo contribuye de manera importante a nuestra comprensión de los mecanismos del daño cardiovascular originado por la exposición al ruido».

«A medida que nos percatamos cada vez más de la amenaza considerable que plantea el ruido para la salud pública, una comprensión clara de los mecanismos del daño es crítica para las iniciativas enfocadas en minimizar los impactos en la salud cardiovascular», añadió el Dr. Neitzel, quien no participó en la revisión.

«Este es un buen resumen de los estudios que se han publicado, tanto en ciencias básicas como en estudios epidemiológicos y algunas de otras investigaciones, mismos que están proponiendo algunos de los mecanismos mediante los cuales el ruido ambiental puede desencadenar enfermedad cardiovascular», dijo el Dr. William Borden de la George Washington University, en Washington, DC, Estados Unidos, miembro de la American College of Cardiology Task Force on Population Health.

El Dr. Borden, quien no intervino en el análisis agregó que, el ruido ambiental es un «factor de riesgo emergente» y este estudio «respalda la conexión entre el ruido ambiental y el riesgo cardiovascular, pero todavía es un campo en el que se necesita más investigación».

Para los médicos y los pacientes, añadió, debe hacerse «un énfasis y enfoque importantes en los factores de riesgo tradicionales como cese del tabaquismo, control de la presión arterial, control del colesterol y la diabetes, así como dieta y ejercicio».

Fuente: espanol.medscape.com

Referencia: Münzel T, Schmidt FP, Steven S, Herzog J, y cols. Environmental noise and the cardiovascular system. J Am Coll Cardiol. 13 Feb 2018;71(6):688-697. doi: 10.1016/j.jacc.2017.12.015. PMID: 29420965. Artículo

Comité editorial medicinapreventiva.info

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