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Sufrir quemaduras solares antes de los 12 años aumenta 70% el riesgo de melanoma | Por: @linternista

El 13 de junio se celebra el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, una patología que afecta a una de cada seis personas y los dermatólogos siguen alertando sobre la necesidad de proteger a los niños de los rayos solares. «Uno de los factores de riesgo para padecer cáncer de piel en la edad adulta es sufrir quemaduras solares antes de los 12 años.

Según la doctora Sabrina Kindem, dermatóloga de la AECC de Valencia y colaboradora de tuMédico.es, se estima que el riesgo de melanoma puede aumentar en un 70% en estos casos».

La mayoría de los tipos de cáncer de piel son causados por una exposición excesiva a los rayos ultravioletas (UV), que procede en la mayor parte de los casos de la luz solar, aunque también puede provenir de fuentes artificiales como las camas de bronceado. Gracias a la detección precoz, este tipo de cáncer puede curarse en el 90% de los casos.

Aunque muchas personas creen que el cáncer de piel es una patología reservada a las personas de piel clara, lo cierto es que cualquier persona, independientemente de su color o tono de piel, es susceptible de sufrirlo. Sí es cierto que es más común en aquellos con una piel más clara, pero lo cierto es que puede afectar a cualquiera.

Debemos tener en cuenta que no es necesario que nuestra piel se queme bajo el sol para la aparición de un cáncer de piel: una larga exposición a los rayos solares puede facilitar la aparición de melanomas (el tipo de cáncer de piel más maligno, aunque menos frecuente), cáncer de células basales o cáncer de células escamosas (los más extendidos entre la población y relacionados directamente con la exposición solar).

Estos tipos de cáncer de piel son curables en un alto porcentaje siempre y cuando se realice una detección temprana: es importante que nos acostumbremos a examinar de forma pormenorizada toda nuestra piel (incluso zonas que no reciben los rayos solares) en busca de cambios, nuevos lunares, manchas o cicatrices.Para proteger la piel de los más jóvenes de forma adecuada, los profesionales recomiendan el uso de filtros solares físicos o minerales. Tal y como explica la doctora Kindem, «este tipo de cremas impiden la penetración de los rayos solares, preservando la piel todavía inmadura de los niños».

Para conseguir un cuidado óptimo de la piel, la dermatóloga recuerda que «el sol es el mismo en la playa, en la piscina o en el patio del colegio», por lo que es primordial aplicar protección solar siempre que los más pequeños vayan a estar expuestos a los rayos ultravioleta. Además de aplicar la crema solar, es fundamental mantenerlos protegidos con ropa, gorras y gafas de sol homologadas.

Para revertir estas cifras, es importante que los niños adopten el hábito de usar factor de protección a diario, sobre todo si pasan mucho tiempo al aire libre. «Igual que se lavan los dientes antes de ir a dormir, también deben aprender a cuidar su piel frente al sol», explica la doctora Sabrina Kindem.

Cómo protegernos del sol de forma adecuada:

Antes de nada debemos ser conscientes de que el uso del protector solar no evita los daños en la piel por los rayos del sol, sino que los retarda, por lo que aun usándolo debemos mantener una conducta responsable a la hora de exponernos al sol para broncearnos.

  • Escoge un factor de protección adecuado a tu tono de piel: el FPS o factor de protección solar es el número que nos indica cuánto tiempo ese crema aumenta la protección natural de la piel frente a las quemaduras solares provocadas por los rayos UVB (no hay un sistema para medir la protección frente a los rayos UVA). Esto es importante porque, a pesar de que los rayos UVB solo penetran en la zona más superficial de la piel, sus efectos son acumulativos con el paso de los años y son los causantes del 90% de los melanomas y cánceres de piel.¿Cuál es el factor de protección solar que debo utilizar entonces? Depende de nuestro tono de piel y del tiempo que vayamos a permanecer bajo el sol, pero los expertos coinciden en recomendar siempre un FPS por encima del 30 para los adultos, y por encima del 50 para los niños, quienes requieren una mayor protección sobre todo en los meses de verano.
  • Aplica el protector solar de manera correcta: una media hora antes de exponernos al sol es cuando debemos aplicar por primera vez el protector solar, haciendo especial hincapié en las zonas que se encuentren más expuestas a los rayos solares como los hombros o el escote. También es necesario aplicar protector solar en la cara y debemos recordar hacerlo en zonas que normalmente pasamos por alto pero que se encuentran muy expuestas, como la zona de la nuca o la parte de arriba de las orejas.Hay que renovar la aplicación del fotoprotector cada poco tiempo, dependiendo de su factor FPS. Lo ideal es realizar una nueva aplicación cada dos horas y siempre que salgamos del agua, si nos encontramos en la piscina o en la playa, aunque el producto que estemos usando sea resistente al agua.
  • Ojo con el tiempo de exposición solar: los primeros días que tomemos el sol deberíamos hacerlo de forma gradual y siempre en movimiento. Podemos empezar con sesiones de 15 o 20 minutos para llegar hasta un máximo de 30 minutos diarios de exposición directa al sol.

    Además, debemos evitar tomar el sol en las horas en las que resulta más dañino para nosotros: entre las 11 de la mañana y las cuatro de la tarde, los rayos solares son más fuertes y caen de forma perpendicular. Si el día es nublado tampoco podemos confiarnos, pues la radiación ultravoileta atraviesa las nubes y sigue existiendo la conocida radiación difusa (los rayos del sol son reflejados por la arena y el agua).

¿Qué he de hacer si ya se ha producido la quemadura de la piel?

A pesar de todas las precauciones, muchas veces terminamos quemados por el sol. Las quemaduras solares, frecuentes sobre todo en los primeros días de sol, producen enrojecimiento de la piel, inflamación y dolor, e incluso pueden llegar a provocar ampollas y marcas irreversibles.

Lo primero que debemos hacer si hemos sufrido una quemadura solar es bajar la temperatura de la piel: esto podemos conseguirlo aplicando frío localizado en la zona quemada o bien con duchas o baños de agua fría. Una vez que hemos conseguido descender la temperatura, el siguiente paso es hidratar la piel quemada con una crema que no sea demasiado grasa, como por ejemplo un gel de aloe vera con agentes nutrientes e hidratantes. Tampoco debemos descuidar la hidratación de nuestro cuerpo, siendo conveniente beber abundante agua.

En el caso de que aparezcan ampollas o de que el dolor sea muy intenso, es conveniente acudir al médico, quien podrá recetarnos antiinflamatorios orales o cremas con corticoides para bajar la inflamación.

Por supuesto, posteriormente deberemos mantenernos alejados del sol durante unos días para facilitar la curación de la quemadura y no empeorar su estado.

Fuentes: abc.es / belleza.trendencias.com

Comité editorial medicinapreventiva.info

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