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¿El teléfono «tonto» vuelve a estar de moda o es que nos imponen su uso circunstancialmente?

No tiene internet móvil por lo que no puedes usar WhatsApp. Tampoco puedes utilizar Facebook mientras vas de camino al trabajo. En el autobús o en el metro mantienes la cabeza alta y mira a la gente, que absorta en su «smartphone» repasa los emails. Pero usted no por una sencilla razón: su teléfono celular es solo eso, solo teléfono, no es inteligente.

«Funciona bien y no tengo la necesidad de hacer uso de internet cuando voy por la calle», asegura Nicola Zonno. Este profesor de 34 años utiliza un teléfono de 2010. Es, por tanto, usuario de lo que se conoce como «dumbphone», es decir, teléfono básico o, como muchos se refieren de forma coloquial, teléfono tonto.

Sin embargo, puede que estos dispositivos sean más listos de lo que parecen porque justo cuando los «smartphones» están tocando techo (según la consultora IDC su venta ha registrado un crecimiento de tan solo el 0.2% en el primer trimestre de 2016, el menor aumento de su historia), el mercado de los teléfonos básicos resurge de sus cenizas.

Punkt, con sede en Suiza, lleva desde 2008 trabajando en la idea de generar un soplo de aire fresco en el mercado de la electrónica de consumo, con productos simples que cumplan con su función más. Cabe recordar que la sociedad está enganchada al «smartphone». Tal es la dependencia que los españoles pasan más de tres horas al día navegando en internet, consultando sus redes sociales o leyendo el correo electrónico. De esta adicción, ha nacido la «nomofobia», es decir, el miedo a salir de casa sin el dispositivo y que afecta al 75 por ciento de los españoles.

«Me da pena y rabia que la gente esté todo el día pendiente del teléfono», opina Nicola Zonno. Él sí tiene internet. Pero solo en casa. «Me conecto cuando lo necesito. Si voy por la calle, no tengo necesidad y si necesitan localizarme, me pueden llamar», relata.

Solo llamadas. Esta es la simple función que ofrece Punkt con su MP01. Un teléfono móvil sin pantalla táctil, cámara para hacerse «selfies» ni aplicaciones. Su precio es de 295 euros.

En Venezuela las razones pueden ser diferentes

En Venezuela las razones para utilizar un teléfono «tonto» pueden ser diferentes; en primer lugar la razón económica, en la que un «smartphone» puede costar unas 50 veces el sueldo mímimo, por lo que una mayoría de la población no tiene acceso. Además, la restricción de dólares para la importación es tan severa que la oferta de equipos modernos es muy escasa. Como si fuera poco, tenemos adicionalmente el problema de la gran inseguridad personal, y los usuarios incluso pueden perder la vida por un teléfono celular. Muchas veces también sucede que la persona hace su esfuerzo económico para tener un buen equipo y es víctima del hampa y luego tiene que conformarse con un equipo básico «tonto».

Un mercado en crecimiento

«El mundo de hoy está absorbido por la tecnología y creo que estamos demasiado distraídos por ella», asegura Petter Neby, fundador de Punkt. Su objetivo es ofrecer una alternativa viable. «Se trata de utilizar la tecnología para ayudarnos a adoptar buenos hábitos y llevar una vida menos distraídos», indica.

Según la firma de análisis Strategy Analytics, cada año se venden en el mundo 44 millones de «dumbphones», lo que representa un 2% del mercado global. En Japón, las ventas de los teléfonos básicos crecen un 6% interanual. Pequeñas cifras pero significantes. Las personas están optando por un teléfono móvil como segundo dispositivo con el objetivo de desconectar. Es la única manera de no estar pendiente del email del trabajo, del Facebook o del grupo de WhatsApp de amigos de la oficina.

La apuesta de Punkt, sin embargo, no es la única. En el mercado existen varias opciones. El pasado mes de abril, Orange lanzó Card Phone (29 euros) para quienes quieran desconectar del mundo digital sin dejar de estar comunicados. Alcatel sigue comercializando teléfonos como el 10·35, con tapa (25 euros). Light Phone (88 euros), NoPhone (9 euros) o Doro Secure 580 (145 euros) son otras de las alternativas. Claro que solo para los más «atrevidos».

Fuente: abc.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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