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Siga esta guía para sacudirse el estrés | Por: @linternista

El estrés es una de tantas reacciones normales que tenemos para enfrentar las vicisitudes de la vida, pero se ha convertido en una respuesta permanente o una forma habitual de reaccionar a los diferentes eventos del día a día.

Esto impacta de manera nociva el organismo, genera un gran desgaste y afecta su funcionamiento general. A pesar de que cada vez tenemos más información sobre sus causas y consecuencias, sigue siendo un tema de preocupación. Aprender a manejar el estrés implica emprender acciones reales orientadas a fortalecer y establecer hábitos de vida más satisfactorios, que lleven a controlar y bajar la tensión que generan las diferentes situaciones tanto internas como externas a las que están expuestas todas las personas.

Disminuir el estrés es una tarea diaria. No hay un único método que funcione siempre y para todas las personas. La suma de muchas actitudes coordinadas puede contribuir a que las situaciones estresantes disminuyan su impacto y produzcan una serie de efectos positivos que aumentan el bienestar y equilibren la vida.

Vida sin pausa pero sin prisa

Tomarse las cosas con más calma es una opción que lleva a replantear el paradigma de que el afán y la prisa son sinónimos de eficiencia y productividad, de inteligencia y capacidad, y que estamos abocados a vivir a la carrera porque el mundo de hoy solo funciona de esta manera.

En realidad lo que muchas investigaciones muestran es que hacer varias cosas al tiempo produce fatiga, que puede volverse crónica e interferir con el equilibrio de todo el sistema. Con el estrés continuo aparecen la irritabilidad, el cansancio y el agotamiento, por eso es preciso trabajar de manera razonable, fijar metas realistas, cuidar que las responsabilidades no desborden, delegar a otros, bajar el ritmo y manejar con más tranquilidad las presiones de la vida diaria.

Buenos hábitos alimenticios y descanso

Cada vez hay más conciencia de que cuidar la salud física, que implica dormir bien, hacer ejercicio con regularidad, tener una alimentación balanceada y comer pausadamente, en incluso, respirar deliberadamente lento y profundo, meditar y estirarse, hacen parte fundamental de reducir la tensión nerviosa, además aumentan la sensación de tranquilidad.

¿Dónde está la causa?

Comprender el origen del propio estrés disminuye su intensidad y permite adquirir cierto control sobre él. La tarea es descubrir qué es lo realmente estresante para cada uno en una situación específica y por qué.

Administrar las preocupaciones

 Las preocupaciones hacen parte del quehacer diario, pero girar en torno a ellas no siempre lleva a tener claridad sobre la forma de solucionar los problemas. Con frecuencia, si se toma un poco de distancia y dejamos que nuestra mente se distraiga un poco y se relaje, las soluciones aparecen más rápido. Posponer pensar en los problemas hasta el momento apropiado, es una buena estrategia. También, aceptar que cierta cantidad de inquietud la da “sabor a la vida”, la idea es que no nos invada.

Cuidado con las percepciones

 A veces, lo que hace que una situación sea estresante no es la circunstancia en sí, sino la manera como se percibe. No siempre es posible evitar las situaciones estresantes, lo importante es la manera como se enfrenten. No precipitarse en las conclusiones, evitar hacer generalizaciones excesivas, aceptar que algunas cosas no se pueden cambiar, tratar de no ver en cualquier pequeñez una catástrofe, percibir los cambios como un desafío positivo y no como una amenaza, tener expectativas realistas o no esperar perfección, son maneras de cambiar las reacciones que generan estrés.

Lidiar situaciones difíciles

Las grandes dificultades, como la falta de plata, una enfermedad o la pérdida de un ser querido generan altos niveles de estrés. Frente a ellas es importante analizar los costos y beneficios de cada situación en particular, concentrar la atención en los aspectos sobre los que sí se puede tener control, y disminuir la preocupación acerca de las cosas que están fuera de nuestras manos. Buscar soluciones, creer que la situación no es inmanejable y hacer un inventario de recursos con los que se cuenta para manejar la situación, son acciones proactivas que llevan a reducir la adversidad.

Fuente: El Tiempo.

Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

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