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Los edulcorantes no son inocuos | Por: @linternista

Los usamos a diario, en mucha de sus variedades, pero pueden producir incrementan del apetito, ser adictivos como el azúcar y no son tan útiles como se cree para bajar de peso.

Actualmente se cuestionan otros potenciales efectos de estas sustancias, más allá de su efecto cancerígeno, pero que sean seguros no quiere decir que sean inocuos.

Se puede asegurar que:

1. Son ineficientes para bajar de peso

Esto se confirma en un reciente estudio de Singapur, a nivel de apetito, en el que las personas “compensaban” las kilocalorías que ahorraban tomando edulcorante al comer en las siguientes ingestas.

Al usar el edulcorante ingerimos menos calorías en ese momento, pero más adelante tendremos más hambre y comeremos de más. Habrá por tanto “una mínima influencia en la ingesta energética y el efecto de la glucosa e insulina después de las comidas de ese día”.

En animales de experimentación en medios controlados, el adelgazamiento que se produce en los estudios con edulcorantes solo se da si hay restricción de calorías, no por el efecto del edulcorante.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que sustituir un producto azucarado por otro edulcorado puede ser una opción a tomar en cuenta, especialmente si queremos disminuir la cantidad de azúcar de esa dieta. Pero muy diferente es asumir que por ser “sin azúcar” ese producto va a ser saludable.

Que un alimento sea saludable o engorde es bastante independiente de su energía; depende mucho más de sus componentes y de cómo se comportan en nuestro cuerpo

2. Alimentos de cuidado

El hecho de que los edulcorantes se vinculen con la obesidad es por tanto algo mucho más complejo que una cuestión de calorías.

Durante muchos años, como la máxima preocupación a nivel de dietética parecía ser la energía o las calorías, se han descuidado otras cuestiones de salud nutricional como son estos efectos que se dan lugar en nuestro organismo.

Resulta paradójico como algo sin calorías puede estar contribuyendo a que nuestro apetito y la relación con las bacterias intestinales no sean “saludable”.

Junto con las recientes investigaciones que también señalan a los lácteos desnatados como una opción menos saludable de la que creíamos viene a reforzar la idea de que deberíamos centrarnos más en la calidad de nuestra alimentación.

En muchas ocasiones, esa calidad está alejada de los productos que se autodenominan “light” o “sin grasas”.

El que un alimento sea o no saludable, que engorde o no, es bastante independiente de su aporte calórico y depende mucho más de sus componentes y de cómo se comportan en nuestro cuerpo.

Lo recomendable es seleccionar  alimentos con materia prima de calidad, que aunque no tengan una declaración de salud en su etiquetado, son más saludables que los otros.

 

Fuente: El País (España)

Comité editorial medicinapreventiva.info

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