GeneralidadesNeurología

Trabajadores que cambian frecuentemente turnos de trabajo tienen mayor riesgo cardiovascular | Por: @linternista

Los seres humanos y todos los seres vivos nos regimos por un reloj biológico interno o ‘ritmo circadiano’, que nos dicta cuándo debemos alimentarnos y dormir; un ritmo que, en el caso de los humanos se rige por un ciclo de 24 horas, por lo general sincronizado con la alternancia entre día (luz) y noche (oscuridad), aunque no es similar a todos los individuos e, incluso, puede ser continuamente alterado.

Esta última situación, denominada ‘desalineación circadiana’ o ‘desfase circadiano’, conlleva numerosos perjuicios que trascienden del esperable cansancio por la falta de descanso. Es algo común a aquellas personas obligadas a cambiar frecuentemente de turnos laborales, lo que les supone, como constata un estudio llevado a cabo por investigadores del Brigham and Women’s Hospital de Boston (EE.UU.), un notable incremento del riesgo de desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Como explica Frank A.J.L. Scheer, director de esta investigación publicada en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences», «nuestro estudio, desarrollado bajo estrictas condiciones de laboratorio, muestra el impacto independiente de la desalineación circadiana sobre los factores de riesgo cardiovascular, más concretamente sobre los marcadores de presión cardiovascular e inflamación. De hecho, nuestros resultados aportan nuevas evidencias de que la desalineación circadiana es un mecanismo subyacente que explica por qué el cambio de turnos laborales es un factor de riesgo para una presión sanguínea elevada, hipertensión, inflamación y enfermedad cardiovascular».

Días y noches ‘del revés’

Los trabajadores con cambios de turno están obligados a permanecer despiertos en muchas ocasiones en las que sus cerebros les mandan dormir. Por tanto, es lógico que se sientan fatigados y desorientados. Pero el impacto de estas alteraciones sobre el organismo va mucho más allá.

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores evaluaron la presión sanguínea y los marcadores inflamatorios en 14 adultos sanos durante dos períodos de ocho días de estancia en la Unidad del Sueño del hospital.

En la primera estancia, los participantes siguieron sus ritmos cardiacos normales. Pero en la segunda, sus relojes biológicos fueron puestos del revés: durante tres días durmieron según lo acostumbrado, esto es, durante el período nocturno; pero en los siguientes cinco días fueron sometidos a un cambio radical del ciclo circadiano, solo pudiendo dormir entre las 11 de la mañana y las 7 de la tarde.

Más allá del sueño

Los resultados mostraron que la desalineación del ritmo circadiano conllevaba un incremento mantenido a lo largo de las 24 horas tanto de la presión sistólica como de la presión diastólica; una atenuación del descenso de la presión sanguínea que se produce durante el sueño; una disminución de la actividad del sistema nervioso autónomo, responsable del control de diversas funciones, caso de la presión arterial; y un incremento de los marcadores de inflamación.

Como indica Christopher J. Morris, co-autor del estudio, «nuestro trabajo fue diseñado para evaluar la desalineación circadiana a ‘corto plazo’ en adultos sanos. Ahora necesitamos más investigaciones para analizar el efecto adverso cardiovascular asociado a otras consecuencias de esta desalineación, como sería la desincronización en la alimentación y el ejercicio».

En definitiva, la alteración repentina del reloj biológico tiene un efecto muy negativo. Y este perjuicio, ¿es similar para todas las personas? No. Como concluye Christopher Morris, «el efecto de la desalineación circadiana sobre la función cardiovascular y los marcadores de la inflamación puede variar entre las personas con hipertensión, así como entre los propios trabajadores con cambios de turno».

Fuente: ABC.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: