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El ajo, una especie de sabor fuerte pero de beneficios abundantes | Por: @linternista

A lo largo de los siglos, el ajo ha sido una especia culinaria muy apreciada. Hace parte de la familia de las liliáceas, así como el ajoporro y el cebollín, que también se distinguen por su fuerte aroma y sabor.

Es una de las plantas que ha sido cultivada por más tiempo y su uso antecede a la historia escrita. Registros en sánscrito documentan remedios de ajo hace aproximadamente 5.000 años.

La leyenda cuenta que los faraones egipcios lo valoraban mucho y que a los esclavos que construyeron las pirámides les daban una ración diaria para que se mantuvieran sanos y fuertes.

A lo largo de la historia, se le ha considerado un remedio confiable para epidemias como cólera y tuberculosis. Como cura para la infección, se ha usado contra virus, bacterias y hongos.

Se le llamó «la penicilina rusa», para denotar su propiedades antibacteriales. En la Primera Guerra Mundial fue usado como antiséptico para limpiar y curar, y para tratar la diarrea causada por las malas condiciones sanitarias en las trincheras.

Algunas molestias, como las verrugas o las picadas de insectos, pueden responder bien al aceite de ajo o a la aplicación de un diente de ajo crudo machacado.

Tiene sus ventajas nutricionales:

  • Es una excelente fuente de vitamina B6 (piridoxina)
  • También una buena fuente de manganeso, selenio y vitamina C
  • Además, provee varios minerales, incluidos el fósforo, calcio, potasio, hierro y cobre

Se piensa que muchos de los efectos terapéuticos percibidos se deben al ingrediente activo, la alicina. Después de comer ajo, no olvide el perejil. Este compuesto contiene sulfuro, que le da al ajo su distintivo aroma y sabor acre.

El picar o machacar ajos supuestamente estimula la producción de alicina. Sin embargo, cocinarlos presuntamente inhibe algunas de sus propiedades medicinales.

Como consejo los especialistas recomiendan que si va a comer ajo crudo pero odia el sabor que deja, trate de masticar perejil, pues es muy bueno para refrescar el aliento.

La investigación moderna se ha enfocado en el potencial del ajo para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, los niveles de colesterol y cáncer.

Tras siglos de evidencia anecdótica sobre el valor medicinal del ajo, hay estudios que indican que hay algo de verdad. Varios estudios indican que el ajo hace que sea menos probable que las plaquetas o tromboncitos -las células involucradas en la cuagulación de la sangre- se adhieran a las paredes de las arterias o se amontonen. Así, actuaría como un anticoagulante, por lo que reduciría el riesgo de ataques al corazón.

También se están estudiando extensivamente los componentes sulfurosos por su habilidad de inhibir las células cancerosas y bloquear tumores lentificando la replicación del ADN.

Es posible además que el ajo baje un poco la presión arterial, principalmente por su capacidad de dilatar los vasos sanguíneos.

Nota del Editor: Si bien se han visto algunas propiedades medicinales del ajo como lo reseña la nota, para poder obtener sus efectos se necesitan inmensas cantidades de consumo diario; por ejemplo, se dice que para poder obtener algun beneficio como antihipertensivo, habría que consumir grandes cantidades de ajo diarias. A pesar de eso, datos de ensayos clínicos de pacientes con hipertensión, han demostrado disminución significativa tanto de la presión sistólica, como de la diastólica, en pacientes utilizando tratamientos con ajo en comparación con grupos controles.

En ensayos clínicos, el suplemento de ajo entre pacientes con dislipidemias (trastornos de las grasas en la sangre, colesterol y/o triglicéridos), producen modestas disminuciones en el colesterol total, sin cambios significativos en los niveles de LDL (colesterol malo) o HDL (colesterol bueno).

Por lo tanto, al margen de las propiedades medicinales que el ajo pueda tener, los pacientes NO DEBEN ABANDONAR SU TRATAMIENTO MÉDICO creyendo en los beneficios de su consumo. Es más probable que lo que consigan aparte de la descompensación de su enfermedad de base, es MAL ALIENTO.

Fuente: BBC Mundo.

Daniel Ricardo Hernández @danielricardoh  /  Dr. Rigoberto J. Marcano Pasquier @rigotordoc

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

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