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Una dieta rica en grasas es la más apropiada para prevenir la diabetes en pacientes obesos | Por: @linternista

En un estudio con una mayoría de pacientes con sobrepeso u obesidad sin diabetes y con dietas hipocalóricas, la función de las células beta y la resistencia a la insulina mejoraron más al cabo de 2 años en aquellos con mayor predisposición genética a la obesidad que seguían una dieta rica en grasa.

De acuerdo a los resultados preliminares, una dieta como la mediterránea, con abundante grasa poliinsaturada, puede ser especialmente beneficiosa en las personas con mayor número de variantes genéticas asociadas a obesidad y puede ayudar a prevenir la progresión a prediabetes y a diabetes de tipo 2, según los autores.

El Dr. Tao Huang, profesor titular de la Universidad Nacional de Singapur, presentó este estudio en una sesión de exposición oral de carteles el 11 de junio en el congreso de la American Diabetes Association (ADA) 2016.

El Dr. Huang y sus colaboradores analizaron los datos de 744 participantes en el estudio Preventing Overweight Using Dietary Strategies (POUNDS LOST) con asignación aleatorizada a una de cuatro dietas para perder peso, dos con alto contenido graso (40%) y dos con bajo contenido graso (20%), de los que disponían de los datos de variantes genéticas asociadas al índice de masa corporal (IMC).

El Dr. Huang explicó que «evaluaron 32 polimorfismos de nucleótido único (PNU)» o variantes genéticas en el DNA asociadas a riesgo de obesidad (IMC alto). Si se realiza el estudio genético «a diez personas, es probable que dos tengan 2 polimorfismos de nucleótido único de genes de alto riesgo, otras cinco tengan 8 polimorfismos de nucleótido único de alto riesgo. Las otras tres (las de máximo riesgo) pueden tener más de 20 polimorfismos de nucleótido único de alto riesgo, y este grupo con riesgo genético alto puede beneficiarse más de la dieta rica en grasa», señaló.

Este es un ejemplo de cómo el análisis del DNA puede conducir a la medicina personalizada (o en este caso a una dieta personalizada), según el Dr. Huang.

Según la Dra. Mary Beth Weber, profesora adjunta del Global Diabetes Research Center, en la Universidad de Emory, en Atlanta, Georgia, el gen FTO tiene una asociación firme con la obesidad, que otros dos genes pueden tener también una asociación firme con la obesidad y que otros tienen mucha menos influencia, por lo que es probable que los resultados estén determinados por pocas variantes genéticas.

Coincidió en que el estudio demuestra que «puede ser beneficioso seguir una dieta mediterránea que, a pesar de su mayor contenido graso, es grasa poliinsaturada saludable», sobre todo en las personas con un riesgo genético alto de obesidad.

Sin embargo, aunque mucha gente es partidaria de los análisis genéticos y de la medicina personalizada, para ella aún no hemos llegado a ese punto en la práctica clínica. Añadió que «a menos que haya una relación entre el gen y el resultado, algo parecido al gen BRCA y el cáncer de mama/ovario, hay que sopesar con atención si merece la pena realizar análisis genéticos».

Estudio POUNDS LOST con dos dietas ricas en grasa y dos dietas pobres en grasa

El Dr. Huang explicó que las intervenciones dietéticas han resultado efectivas para mejorar la resistencia a la insulina y la función de las células beta. Sin embargo, se sabe poco de si la predisposición genética global a la obesidad modifica los efectos de la dieta.

Por esta razón, él y sus colaboradores analizaron los datos del estudio POUNDS LOST realizado entre 2004 y 2007 en Boston, Massachusetts y en Baton Rouge, Luisiana en adultos con un IMC de 25 a 40 asignados al azar a una de cuatro dietas con diferente contenido de grasa, proteínas e hidratos de carbono.

La media de edad de los participantes fue 51 años, con un IMC de 33, y 60% eran mujeres.

Los investigadores calcularon la puntuación de riesgo de los participantes basándose en la presencia de 32 variantes genéticas asociadas a obesidad, detectadas mediante análisis del DNA en una muestra de sangre o saliva.

Dividieron a los participantes en terciles, según su puntuación de riesgo genético de obesidad.

La grasa en la dieta presentó una interacción significativa con la puntuación de riesgo genético de IMC en los cambios en la insulina en ayunas, el modelo homeostático de valoración de la función de las células beta (HOMA-B), y la resistencia a la insulina (HOMA-IR) a los 6 meses (p de la interacción: 0,006 y 0,005 y 0,01, respectivamente).

De los participantes en el tercil más alto de puntuación de riesgo genético de obesidad, los que siguieron una dieta hipocalórica rica en grasa lograron un descenso más pronunciado de la insulina en ayunas (p = 0,05) y de la resistencia a la insulina (p: 0,04) que los que siguieron una dieta hipocalórica pobre en grasa, además de un aumento más pronunciado de la función de las células beta (p = 0,09) durante el periodo de pérdida de peso de 6 meses.

Se observaron resultados parecidos pero más limitados en la insulina en ayunas, HOMA-B y HOMA-IR a los 2 años (p = 0,06 y 0,05 y 0,06, respectivamente).

«Nuestros datos indican que las personas con mayor predisposición genética a la obesidad pueden beneficiarse más de una dieta hipocalórica rica en grasa para perder peso porque mejora la resistencia a la insulina y la función de las células beta durante el periodo de pérdida de peso a largo plazo«, concluyeron el Dr. Huang y sus colaboradores.

Referencias: Congreso de la American Diabetes Association 2016; 12 de junio de 2016; Nueva Orleans, Luisiana. Resumen 1497-P

Fuente: espanol.medscape.com

Comité editorial medicinapreventiva.info

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