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¿Las dietas sin gluten a causa de una alergia o intolerancia o es acaso una moda? | Por: @linternista

Millones de personas alrededor del mundo están renunciando al gluten. El autor William Kremer es uno de ellos. Y tiene sus razones para haber dejado de comprar el pan y los pasteles tradicionales. Pero no está seguro de por qué lo hacen los demás, como escribe a continuación.

Según la empresa de estudios de mercado Mintel, el 7% de los adultos de Reino Unido evitan el gluten a causa de una alergia o una intolerancia (estrictamente hablando, la enfermedad celiaca no es ninguna de las dos cosas), y más de un 8% lo evitan como parte de «un estilo de vida saludable».

Esta es la manera en la que liberas tu vida del gluten. Primero, retiras el pan, la harina y los cereales de trigo del desayuno. Tiras frascos abiertos de mermelada y tarrinas de margarina por si tuviesen migas. Millones de personas están haciendo todo esto y probablemente mucho más a medida que van convirtiendo sus cuerpos en zonas libres de gluten.

Alrededor de 70 millones de estadounidenses -el 29% de la población adulta- aseguran que están tratando de cortar el consumo de gluten, según la empresa de investigación de mercados NDP. En Reino Unido, por ejemplo, el 60% de los adultos han comprado un producto sin gluten, de acuerdo a los datos de la encuestadora aYouGov, y un 10% de los hogares tienen algún miembro que piensa que el gluten es malo para la salud.

Los seres humanos generalmente tienen mucho que agradecerle al gluten. Convierte el pan en un producto más suave y esponjoso al hacer que la masa se eleve durante la cocción. Pero es la única de las proteínas que no puede ser descompuesta por completo por el cuerpo humano y convertida en aminoácidos.

¿Es caso una moda?

Este punto de vista, según el cual el gluten no es sólo malo para los celiacos sino para todo el mundo, es apoyado por una corriente de blogueros, nutricionistas que venden best sellers y famosos. Un informe de Mintel valora en casi 9.000 millones de dólares el mercado estadounidense de productos sin gluten.

Un vistazo a las búsquedas en Internet en los últimos años sugiere que el aumento de interés en las dietas sin gluten tiene poco que ver con una creciente conciencia de la enfermedad celíaca, y mucho que ver con la popularidad de las dietas «paleo»: el movimiento alimenticio que busca que la humanidad vuelva a la Edad de Piedra, al menos en cuanto a la dieta se refiere. La existencia de la sensibilidad al gluten sigue en discusión, pero el doctor Alessio Fasano, director del Centro de Investigación Celíaca en Estados Unidos, es un firme creyente.

En 1993, Fasano asumió como director de gastroenterología pediátrica en la Universidad de la Escuela de Medicina de Maryland. Era un joven médico procedente de Nápoles, Italia, donde había visto al menos 20 ó 30 niños a la semana con trastorno celíaco.

En Estados Unidos era otra historia. «Pasaban los días, las semanas, los meses, y no veía un solo caso de celiaquía. Ni uno», recuerda. Posteriormente averiguó que era una cuestión de mal diagnóstico. Aunque sus colegas eran escépticos, puso en marcha un gran estudio epidemiológico con 13.000 personas que ayudó a cambiar las cifras: de una prevalencia calculada en una de cada 10.000 personas afectadas por la enfermedad, pasó a una de cada 133. Su clínica trata actualmente a más de 1.000 pacientes al año.

A diferencia de la alergia al trigo y la celiaquía, la sensibilidad al gluten no tiene una serie de biomarcadores conocidos, es decir, los médicos no pueden saber si un paciente la sufre con un examen (hay una prueba de sangre pero no aporta resultados precisos para muchos pacientes). Así que sólo se puede diagnosticar eliminando otros trastornos y después probando una dieta sin gluten.

Aunque el gluten no tiene valor nutritivo en sí mismo, hacer un cambio radical en la dieta sin la supervisión de un especialista es una mala idea, insiste Fasano.

Diagnóstico complicado

Parte de la controversia en torno a la sensibilidad al gluten nace de la dificultad para distinguir los beneficios que cualquiera puede experimentar al adoptar una dieta sin gluten del efecto placebo (el poder de las expectativas del paciente de que el tratamiento conducirá a la cura). La falta de biomarcadores físicos para la sensibilidad al gluten también significa que es difícil saber cuántas personas están afectadas.

El cálculo de Fasano, al cual ha llegado estudiando el historial de los pacientes, es del 6%, una cifra más alta que el 1% de celíacos. Pero con un 29% de adultos estadounidenses que intentan evitar el gluten, hay un 22% -53 millones de personas- que no están en el espectro de sufrir enfermedades relacionadas con el gluten pero que aun así dicen que quieren eliminarlo de su dieta.

En 2013, se pidieron 200 millones de comidas sin gluten en los restaurantes, según datos del NPD. «Nos hemos estado rompiendo la cabeza para entender este fenómeno social», explica Fasano.

 

Fuente: BBC Mundo.

Daniel Ricardo Hernández

Comunicador Social

Comité editorial medicinapreventiva.info

Comité editorial de medicinapreventiva.info

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