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Consumo moderado de alcohol protege contra la diabetes; ¿qué será peor? | Por: @linternista

Depende del estudio que se tome en cuenta, con respecto al consumo leve o moderado de alcohol, tomar uno o dos vasos diarios de vino tinto NO es bueno ni para nuestra cognición ni para nuestros corazones, pero sí para la salud de nuestras arterias. Y asimismo, según muestra un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad del Sur de Dinamarca en Odense (Dinamarca), el consumo moderado de alcohol ayuda a reducir nuestro riesgo de diabetes.

Como explica Janne Tolstrup, directora de esta investigación publicada en la revista «Diabetologia», «nuestros resultados sugieren que la frecuencia del consumo de alcohol se asocia con el riesgo de desarrollo de diabetes y que beber alcohol entre tres y cuatro días a la semana conlleva el menor riesgo de aparición de este enfermedad, incluso después de haber tenido en cuenta el consumo medio semanal».

El consumo excesivo de alcohol, no cabe ninguna duda, es muy prejudicial para la salud. No en vano, este abuso del alcohol, tal y como alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), supone una de las primeras cuasas globales de enfermedad, discapacidad y muerte.

Moderado, no excesivo

Para llevar a cabo el estudio, los autores siguieron durante un promedio de 4,9 años la evolución de 70.551 adultos sin diabetes que habían respondido a distintos cuestionarios sobre su consumo de alcohol con motivo de su participación en la Encuesta para el Examen de la Salud de Dinamarca 2007-2008 (DAHNES).

Los participantes fueron divididos en función de sus patrones de consumo –abstemios, tanto vitalicios como recientes, para así reducir el sesgo derivado de la ‘decisión’ de abandonar todo consumo de alcohol como consecuencia de un problema de salud; consumo de alcohol 1-2 días a la semana; consumo 3-4 días por semana; y consumo 5-7 días a la semana– y de si bebían o no este alcohol en atracones –esto es, cinco o más bebidas de una sentada– y con qué periodicidad.

Concluido el seguimiento, 1.746 participantes –887 mujeres y 859 varones– desarrollaron diabetes. Y de acuerdo con los resultados, las mujeres cuyo consumo promedio se estableció en nueve semanales presentaron un riesgo de diabetes hasta un 58% inferior que aquellas que no bebían alcohol. Una disminución de la probabilidad de padecer la enfermedad frente a los abstemios que en los varones se estableció en un 43% en caso de un consumo de 14 bebidas semanales.

Es más; por lo que respecta a la frecuencia de consumo, el menor riesgo de diabetes se observó en el grupo de participantes que tomaban de tres a cuatro bebidas semanales, lo que supuso una reducción del riesgo frente a los abstemios del 32% en el caso de las mujeres y del 27% en el de los varones.

Y llegados a este punto, ¿qué sucedió con el consumo en atracones? ¿También tiene un efecto protector frente a la diabetes? Pues la verdad es que no se sabe, dado que el número de participantes que reconocieron encuadrarse en este patrón de consumo fue mínimo y, por tanto, no se pudo extraer ninguna conclusión.

Mejor vino tinto

En definitiva, parece que el consumo moderado de alcohol protege frente a la diabetes. Un efecto beneficioso que además es independiente de, entre otros factores, la edad, el peso corporal, el nivel educativo, el hábito tabáquico, la hipertensión arterial y los patrones dietéticos.

Pero, ¿qué son estas 3-4 ‘bebidas semanales’? ¿Todos las bebidas tienen el mismo efecto, hasta el punto de que da igual beber vino o whisky? Pues no. Como indican los autores, «en relación con los tipos de bebida, el consumo moderado-elevado de vino se asoció con el menor riesgo de diabetes. Un resultado en consonancia con lo observado en otros estudios y que puede explicarse por un efecto beneficioso de los polifenoles sobre el azúcar en sangre, lo que confiere un efecto potencialmente protector sobre todo al vino tinto».

Concretamente, las mujeres y varones que tomaron siete o más vasos de vino tinto semanales tuvieron un riesgo un 25-30% menor de diabetes que aquellos que bebieron menos de un vaso a la semana. Una disminución del riesgo que, asimismo y en el caso de los varones, se estableció en un 21% en caso de consumir de una a seis cervezas semanales frente a la toma de menos de una cerveza. Por el contrario, la toma de siete o más bebidas espirituosas a la semana conllevó un incremento de un 83% en el riesgo de aparición de la enfermedad en mujeres.

Fuente: abc.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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