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Factores de riesgo metabólicos predisponen en mayor medida al desarrollo de enfermedad hepática grave | Por: @linternista

Según los resultados de un estudio realizado por el Dr. Fredrik Åberg, investigador principal, de la Universidad de Helsinki, en Finlandia y que fue presentado en The International Liver Congress 2017, la obesidad, la resistencia a la insulina, la diabetes, las dislipidemias, y el consumo intenso de alcohol, son los factores que predisponen en mayor medida al desarrollo de enfermedad hepática grave.

La investigación incluyó los datos metabólicos estratificados de 6732 finlandeses sin antecedentes de enfermedad hepática de una cohorte del estudio Health 2000, que se llevó a cabo entre los años 2000 y 2001.

Tanto el consumo intenso de alcohol como el síndrome metabólico se han reportado como factores de riesgo para desarrollar patologías hepáticas, que van desde la esteatosis o fibrosis hepática, la insuficiencia hepática, hasta el cáncer de hígado. El objetivo del estudio fue analizar qué factores de riesgo metabólicos pueden servir como predictores para las complicaciones hepáticas graves.

Se analizaron los datos, durante un seguimiento medio de 11,4 años (DE: 3,3 años), de las admisiones hospitalarias relacionadas con enfermedades hepáticas, cáncer hepático y las defunciones por estas causas. El análisis de regresión multivariante incluyó la edad, el consumo promedio de alcohol, el colesterol LDL, el antecedente de diabetes, el índice HOMA (modelo homeostático para evaluar la resistencia a la insulina), el índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia de la cintura.

Según los resultados, un total de 756 participantes (11%) reportaron un consumo intenso de alcohol (>210 g por semana en el caso de los hombres, y >140 por semana, en el de las mujeres). En este grupo, la diabetes resultó ser el único predictor independiente significativo para la enfermedad hepática, no así la cantidad promedio de ingesta de alcohol.

En cambio, entre los individuos que reportaron un consumo de alcohol leve o moderado, la edad, el colesterol total, el índice HOMA y la circunferencia de la cintura fueron los factores de predicción independientes de la enfermedad hepática.

«Estos resultados pueden ayudarnos a identificar qué personas están en riesgo de desarrollar una enfermedad hepática grave” lo que resulta útil para implementar medidas de prevención personalizadas, según el Dr. Åberg, que añadió que «es importante que los factores de riesgo identificados en nuestro estudio se tomen en cuenta para el diseño de futuros modelos de riesgo, que sirvan de herramienta para que los médicos puedan identificar y asesorar a los pacientes con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad hepática».

De acuerdo con las cifras más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Europa es la región del mundo que presenta el consumo más intenso de alcohol. Aunque no es despreciable la proporción de la población cuya ingesta de este tipo de bebidas supera los 60 g al día (equivalente a media botella de vino o más de un litro de cerveza) ya que muchos de ellos tendrán esteatosis hepática como consecuencia, y sólo una minoría desarrollará hepatitis alcohólica y cirrosis.

«Estos datos ponen de relieve la importancia de la diabetes y el síndrome metabólico en el desarrollo de la enfermedad hepática, lo que refuerza la necesidad de considerar la enfermedad hepática en estos grupos de pacientes», puntualizó el Dr. Philip Newsome, profesor de Hepatología Experimental en la Universidad de Birmingham, en Reino Unido y miembro del Consejo de Administración de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL).

Fuente: espanol.medscape.com

Comité editorial medicinapreventiva.info

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