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La pérdida al envejecer del cromosoma Y está asociada a mayor riesgo de cáncer y alzhéimer | Por: @linternista

Se estima que más de un 20% de los varones que han alcanzado la octava década de vida han perdido el cromosoma «Y», una pérdida que, lejos de resultar inocua, puede resultar ciertamente nociva. Y es que según muestra un estudio internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Uppsala (Finlandia), las personas cuyas células sanguíneas han perdido el cromosoma «Y» tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzhéimer.

Según explica Jan Dumanski, co-director de esta investigación publicada en la revista «The American Journal of Human Genetics», «las células sanguíneas utilizadas en nuestro estudio están implicadas en el sistema inmune, y el hecho de que la pérdida del cromosoma Y en estas células se asocie con la aparición de enfermedades en otros tejidos es, simplemente, sorprendente. Así, puede plantearse la hipótesis de que la pérdida de este cromosoma Y por las células sanguíneas podría implicar que, asimismo, perdieran parte de sus funciones inmunitarias».

 

Adiós al cromosoma «Y»

Con el paso de los años, las células del organismo son menos eficientes a la hora de duplicarse y acumulan mutaciones. En el caso específico de los varones, debe destacarse la pérdida del cromosoma «Y», cromosoma que alberga las características de la masculinidad y cuya eliminación constituye la mutación genética adquirida más común en los hombres.

Obviamente, las mujeres no tienen cromosoma Y. Tal es así que numerosos investigadores han planteado la posibilidad de que la razón por la que los hombres viven menos años que las mujeres obedece a la pérdida de este cromosoma Y. No en vano, parece ser que la pérdida de este cromosoma supone un mayor riesgo de enfermedades asociadas a una gran mortalidad, caso de distintos tumores. Y asimismo, como han sugerido algunos estudios previos, con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y de otros signos precoces de la demencia.

Como refiere Lars Forsberg, co-director del estudio, «la idea para este proyecto de investigación me surgió cuando estaba escribiendo nuestro primer artículo sobre la relación entre la pérdida de dicho cromosoma y el desarrollo de los cánceres no sanguíneos. Pensaba en el proceso denominado ‘vigilancia inmunológica’, esto es, la habilidad del organismo para luchar frente al desarrollo de enfermedades a lo largo de toda la vida. Y dado que esta vigilancia inmunológica ha sido bien estudiada en el alzhéimer, se me ocurrió que la pérdida del cromosoma Y también podría estar implicada en esta enfermedad».

Para llevar a cabo el estudio, los autores analizaron la presencia –o ausencia– del cromosoma Y en más de 3.200 varones con edades comprendidas entre los 37 y los 96 años –la edad promedio se estableció en 73 años–. Los resultados constataron la pérdida del cromosoma Y en las células sanguíneas de un 17% de los participantes, siendo la mutación más común según los individuos tenían una mayor edad.

Es más; como destacan los investigadores, «las personas que ya habían sido diagnosticadas de alzhéimer tenían un mayor grado de pérdida del cromosoma Y. De hecho, la pérdida de este cromosoma actuó como un marcador de la probabilidad de desarrollar la enfermedad durante el período del seguimiento del estudio».

¿Tan longevos como las mujeres?

Pero, ¿cómo se analiza la presencia o ausencia de este cromosoma? Pues la verdad es que a día de hoy se disponen de técnicas moleculares muy sencillas que permiten identificar la pérdida del cromosoma Y cuando tiene lugar en, por lo mínimo, un 10% de las células sanguíneas con un núcleo con ADN –es decir, fundamentalmente en los glóbulos blancos, que no así en los glóbulos rojos, que carecen de núcleo, ni en fragmentos celulares como las plaquetas, que ni siquiera son células.

Sea como fuere, los resultados son concluyentes: la pérdida del cromosoma Y, además de a algunos tipos de tumores, se asocia con un mayor riesgo de alzhéimer. Pero, ¿hay algo que se pueda hacer para evitar la pérdida de este cromosoma? Pues según los autores, lo primero que hay que hacer es dejar de fumar, pues el tabaco aumenta en hasta un 400% el riesgo de que se produzca la pérdida del cromosoma Y. Pero aparte de la cesación tabáquica, que debe contemplarse siempre y no solo porque suponga un mayor riesgo de pérdida del cromosoma, no se ha identificado ninguna otra medida que pueda prevenir esta pérdida.

Sin embargo, y con independencia de que resulte o no evitable, la identificación de la pérdida del cromosoma puede ayudar a detectar a las personas con mayor riesgo de padecer cáncer o la enfermedad de Alzheimer.

Como concluye Lars Forsberg, «la adición de un test de pérdida del cromosoma Y en la población general podría ofrecer a los médicos de cabecera la posibilidad de adoptar estrategias de prevención en los varones en riesgo. Por ejemplo, y en el caso del cáncer, los tumores primarios no suelen ser mortales. Son las metástasis las que, por lo general, causan las muertes. Pero si pudiéramos predecir qué varones tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer, entonces podríamos evaluarlos de forma más exhaustiva e, incluso, administrar tratamientos preventivos».

De hecho, vaticina Lars Forsberg, «la generalización del uso del test para la pérdida del cromosoma Y podría reducir de forma radical la tasa de mortalidad en la población masculina y, quizás, eliminar las diferencias en la esperanza de vida entre ambos sexos».

Fuente: abc.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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