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Fumar se asocia con una reducción del grosor de las paredes musculares del corazón | Por: @linternista

Según muestra un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Brigham and Women’s Hospital en Boston (EE.UU.), fumar se asocia con una reducción del grosor de las paredes musculares del corazón – el consabido ‘miocardio’–, lo que conlleva una reducción de su capacidad para bombear sangre. Además, cuanto mayor es el consumo de cigarrillos, mayor es el daño sobre la estructura coronaria y, por tanto, mayor es la probabilidad de desarrollar insuficiencia cardiaca.

Wilson Nadruz, director de esta investigación publicada en la revista «Circulation: Cardiovascular Imaging», explica que «cuanto más fuma una persona, mayor el daño que se produce sobre la estructura y funcionalidad del corazón, lo que refuerza aún más, si cabe, las recomendaciones que establecen que el hábito tabáquico es peligroso y que debe ser abandonado».

La insuficiencia cardiaca es la enfermedad en la que el corazón se encuentra debilitado y no late con suficiente fuerza para bombear la sangre como para satisfacer las necesidades metabólicas del organismo. Una enfermedad que, incluida en el grupo de las denominadas ‘patologías cardiovasculares’, se asocia con una elevada mortalidad. De hecho, la insuficiencia cardiaca es responsable todos los años de más decesos que los asociados, por ejemplo, con muchos tipos de cáncer. De ahí la importancia de la adopción de medidas para prevenir su desarrollo, caso, entre otras, de mantener un peso saludable. Y sobre todo, de evitar el tabaco.

El grosor del miocardio si importa

Infinidad de estudios han demostrado que fumar se asocia al desarrollo de insuficiencia cardiaca y, por tanto, a un mayor riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio, con independencia de otros factores de riesgo cardiovascular. Sin embargo, las evidencias alcanzadas para explicar la razón por la que el tabaco aumenta el riesgo de insuficiencia cardiaca no son concluyentes.

De ahí la necesidad de esta nueva investigación, en la que autores contaron con la participación de 4.580 adultos que, con una edad promedio de 75,7 años e incluidos en el Estudio de Riesgo de Aterosclerosis en la Comunidad (ARIC), no presentaban ningún signo evidente de enfermedad cardiovascular.

Todos los participantes, fumadores o no, fueron sometidos a una ecocardiografía. Y de acuerdo con los resultados, las mayores tasas de ‘exposición tabáquica acumulada’ –esto es, el parámetro que se emplea para medir cuántos cigarrillos y durante cuánto tiempo ha fumado una persona a lo largo de su vida– se asociaron con un mayor daño coronario.

Y este efecto nocivo observado en el estudio, ¿no podría explicarse por otras razones diferentes del tabaco? Pues no, dado que los resultados mostraron que, con independencia de la presencia o ausencia de diabetes y de su edad, etnia, índice de masa corporal (IMC), consumo de alcohol y presión arterial, los fumadores presentaban unas paredes coronarias menos gruesas y una menor capacidad de bombeo de sangre.

Como refiere Wilson Nadruz, «nuestros resultados sugieren que el tabaquismo puede conllevar de forma independiente un menor volumen del miocardio y un empeoramiento de la función coronaria, lo que a su vez puede aumentar el riesgo de insuficiencia cardiaca incluso en las personas que no tienen un infarto».

Hay que dejar de fumar

Sin embargo, no todo son malas noticias. Y es que como indican los resultados, el grosor de la pared y la capacidad de bombeo de sangre fueron significativamente menores en los participantes fumadores cuando se compararon no solo frente a aquellos que nunca se habían iniciado en el hábito, sino también con aquellos que habían dejado de fumar en el pasado. Es decir, el daño coronario y, en consecuencia, el riesgo de insuficiencia cardiaca es reversible. Y para ello, tan solo hay que dejar de fumar.

Como concluye Wilson Nadruz, «la buena noticia es que los ex fumadores presentaban una estructura y función coronaria similares a la de los que nunca habían fumado. Un hallazgo que sugiere que los efectos potenciales del tabaco sobre el miocardio podrían ser revertidos una vez se deja de fumar».

Fuente: abc.es

Comité editorial medicinapreventiva.info

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